miércoles, 17 de abril de 2019

Nunca he ido a Europa.

Foto del autor.

Nunca he ido a Europa así que ni para presumir que conozco París; ni mucho menos presumo de conocer la catedral de Notre Dame.  He viajado, sí; y conocido lugares interesante, artísticos, históricos y bellos.
Con respecto a las catedrales leí un libro(1) que te da una buena explicación de lo que significa la construcción de una catedral como la de Notre Dame y lo que representan para la cultura. Y multitud de fotos y detalles sobre la construcción. Así pues que agregado a lo leído ahí, a mi formación como ingeniero y mi apetito por el arte, no considero que lo que diré aquí pueda ser un acto de  blasfemia, o un decir simplista por ser no creyente.
Construcciones arquitectónicas importantes en todo el sentido de la palabra existen en multitud de lugares regadas por el mundo. Así pues, que aunque sea única no necesariamente es algo por lo que la población del mundo, ahora que sufrió una catástrofe esta construcción, tenga que tirarse a morir o dejar lo que está haciendo en su vida para rescatarla o reconstruirla.  Muchas otra en el transcurso de la historia del hombre fueron destruidas demolidas a ruinas por los europeos. Así pues que ellos, que son los que resguardaban esta obra reconocida como patrimonio de la humanidad, podrán vivir sin ella; además vivir lo que aquellos que miraron destruidas las suyas sintieron. También creo que a mi no me hará mucha falta.
Pero a lo que quería llegar, es que así como en unos cuantos minutos se quemó ese monumento. Desde antes de su construcción; y sobretodo, después de ella, se le ha estado echando fuego a la naturaleza de mil maneras, saqueando sus recursos para obtener riqueza y lo peor de todo, muchas de esas riquezas, destinadas a construir obras como la catedral en cuestión. Lo triste y decepcionante  es que ni les preocupa, como sí fue con el montón de piedras que se ahumaron; y restos de aquellos árboles violentados para su construcción; que ahora ardieron como fogata infernal dentro de la misma gloria. Esta quema de la naturaleza; no con la que construyeron el santuario, sino que la saqueada del mundo, sí debería preocuparnos a todos y dedicarle al menos el tiempo que le han dedicado a lamentarse del oratorio ardido, para difundir la emergencia que existe de respetar lo que queda de nuestro mundo; y convencer, sí convencer y casi obligar a todos de que tienen que ser respetado.
Y no niego que soy admirador de la arquitectura y de todas las expresiones artísticas, pero es perverso pensar o defender el hecho, que tenemos que destruir nuestro hábitat en beneficio del arte.
Arte sí, pero sin destruir el planeta. Por favor dejen morir a Notre Dame y enfoquen su preocupación por el mundo que ya agoniza.

(1)
El misterio de las catedrales de Fulcanelli
http://www.templemexico.org.mx/Fulcanelli_-_El_Misterio_de_las_Catedrales.pdf