Mis palabras en el festejo que le dieron los egresados del Colegio del Estado el 25 de noviembre a las 12hr en Mochitlán.
Ángel González me contactó por el Facebook porque quería invitar a los Caminantes del Maguey para algo, no especificó, luego me visitó en mi negocio para explicar en que consistía la invitación; quería que en este evento, hablara de Tulio Estrada Castañón, su relación y vivencias con los Caminantes.
Y mira tú, invitar a alguien de Chilpancingo para hablar de otro, al fín chilpanchismes, ¿acaso podría negarme? Y aquí estoy.
Espesaré leyendo la semblanza que de Tulio hice el día que su se murió:
Tulio Estrada Castañón; un gran amigo con quien tuve gratos momentos en los Caminantes del Maguey, conocido desde que yo era niño pero con quien entablé una buena amistad en este grupo. Poeta, investigador, escritor entusiasta y amante de Chilpancingo y su población. Ingeniero electricista que estuvo a cargo de la electrificación del estado.
A él le gustaba escribir los papakis; un saludo en versos para cantarle a quienes cumplían años, siempre graciosos; en broma.
Recuerdo muy bien los domingos en la mañana cuando llegaba a la plaza para reunirme con los Caminantes, Tulio ya estaba ahí esperando, siempre era el primero que llegaba, ya en la caminata sacaba el mezcal, los ajos y siempre su mantel para preparar el bodegón. Declamaba, cantaba y en el trayecto de la caminata cuando me tocaba andar los caminos a su lado entablábamos conversaciones interesante, conocedor de la fauna y flora podía reconocer los hongos comestibles. En ocasiones llevaba revistas, que él ya había leído, para obsequiarlas a quienes les interesaban los temas de las misma. Una persona indiscutible culta.
Desgraciadamente es otro gran amigo que nos abandona. Mis más sentidas consideraciones a su esposa, hermanos, hermana, hijos e hijas.
Así Tulio. Cada quien tiene una manera de ver su alrededor y en ese contorno existen persona a las cuales miramos cada quien de manera distinta. Tal vez mi percepción de Tulio no sea igual a la de los demás, pero a final de cuenta este es mi testimonio y juntando los de todos podríamos construir lo que Tulio fue para quienes convivieron a su lado.
Desde el primer domingo que caminé con él, al llegar a la plaza y mirarlo ahí esperándonos, noté que a él le fascinaban las caminatas. Puestísimo; inmediatamente su sonrisa y el saludo brotaban al mirar que alguien llegaba, disfrutaba como se iba cocinando la caminata del día. Entonces el paseo tradicional era Chilpancingo-Amojileca. Él era el mayor en edad de todos, que a pesar de su buena condición, prefería encumbrar hasta el mercado del PRD en transporte público, allá nos esperaba para seguir lo demás andando. Mientras llegábamos el aprovechaba el tiempo haciendo una compras en el mercado mencionado, nos llamaba la atención que compraba algunas camisas en el lugar. El primer tramo después del PRD es otra buena subida en un camino de herradura, justo a la mitad entre el PRD y la Cuernavaca; era mi primer vez y miró como sacan el mezcal .
–¿Así en ayunas?– pregunto
–Así es como es mejor – me contesta Tulio.
Ese fue la primer parada mezcalera que disfruté con Tulio, él se paraba siempre erecto vestido como si fuera a una fiesta con su panameño en la cabeza, la mirada a la cuenca de Chilpancingo disfrutando el admirable paisaje que desde ese sitio se tiene de nuestro lugar natal.
Mi percepción de Tulio era la de un individuo que disfrutaba cada momento de sus vida, pero, pienso que a todos por igual, en su interior se libraba una batalla terrible entre los sentimientos encontrados.
Seguimos caminando hasta un lugar que puede se la mitad del camino y que los Caminantes le nombraron el santuario de los Caminantes, es una pequeña cañada repleta de vegetación y que en temporada de lluvias nos ofrenda un pequeño arroyo con todas las maravillas que el agua es capaz de otorgar.
Ahí inmediatamente Tulio de su pequeño morral saca una servilleta y la extiende sobre la hierba del lugar otros sacan naranjas, cacahuetes, queso los ajos y desde luego Tulio el mezcal reposado de de don Fili.
Aquí en este preciso espacio era donde Tulio se mostraba ante nosotros en todo su esplendor artístico.
Sí era cumpleaños de alguien acompañado de la guitarra de Pancho Méndez cataba las tardecitas de su autoría.
Después nos dividía en dos grupos para cantar los papakis, en los papakis de Tulio se miraba su carácter creativo y del humor que tenía:
Brinden ya los Caminantes-
por su estudioso campeón-
que sabe apreciar las bellas-
más si están en camisón.
Ese es solo un cuarteto de uno de tantos que me hizo.
Este es otro a Horacio, maestro en la normal de educadoras:
Un
chocolate de obispo-
rodeado de biscochitos-
es Horacio en sus
dominios-
donde abundan los bollitos.
Una vez que la fiesta iniciaba iba creciendo hasta que Ismael la terminaba para poder seguir caminado, ya que entre Tulio y Horacio se la llevaban entre canciones y poemas, alternando con otras de Francisco Mendez o algún otro invitado bohemio.
Seguíamos hasta llegar a Amojileca donde siempre fuimos bien recibidos y almorzábamos indistintamente en algunas de las fondas que entonces había. Ahí la fiesta se reanudaba hasta el momento que Ismael decía casa suficientemente visitada. Y regresábamos a Chilpancingo. En ocasiones Tulio sacaba una servilleta y pedía que le vendieran de esas exquisitas tortillas recién hechas con las que almorzábamos.
Ya dije, que considero que Tulio disfrutaba la vida, el nos platicó de cuando trabajó en Centro América y de esos momentos declamaba una hermosa poesía que expresaba la pasión que entonces disfrutó. También los recuerdos en ocasiones lo entristecían y lloraba; de ahí que Ismael le puso lagrimita fácil.
Mujer-niña hondureña
inicio:Tegucigalpa, Honduras, 1991 Término: Rancho Las Tilias, Gro., Sept. 1992
Graciosa mujer de Honduras
inmarcesible cipota
¡Que pronto un retoño brota!
De tus formas inmaduras.
Guardas innatas dulzuras
que externas en tus modales
y "punta" de morenales
lleva en su ritmo tu andar
el que parece marcar
un resonar de timbales.
A pechos firmes y breves
de perenne adolescente
tu cadera es oponente
con soberbia madurez.
Preciosa guitarra eres
y en ella tocar quisiera
una música tan bella
que te logre enloquecer
con un intenso placer
artificiosa doncella.
(hasta aquí)
Hay en tu ardiente mirada
un calor que me sofoca
y la que a mi mente evoca
la pasión cual llamarada
de mi Choluteca amada.
Remedio para ese sol
hallo en tu boca la cura
que con la fuerte dulzura
de Olancho el vino coyol
refresca cual quitasol.
Vos sabes cubrir congojas
con la alegría de tu risa
como la palma africana a su tallo lo tapiza
con helechos y otras hojas
que Atlántida brisa moja.
Las estelas de Copan imitas
con digno afán
y en tu sencilla altivez
luces con esplendidez
el maya porte galán.
En tu carne apiñonada
hay frescura de pinares
y tu aliento similar es
a la humedad perfumada
de Tegus en madrugada.
En tus oscuras pupilas
las sombrías selvas estilas
mas tu presencia es transparente
como el mar iridiscente
del Caribe de tus islas.
Tiene tu ser la presencia
de tu nación poderosa
cual Mosquitia prodigiosa
que ostentas con suficiencia
en tu pujante ascendencia.
En ti laten siete razas:
india e hispana tu enlazas
con garífuna y sajona
que árabe y hebrea fusionas
a la china que entrelazas.
La proverbial cortesía
de la gente de San Pedro
que en Ceiba no tiene medro
hizo de ti su alcancía
para colmar tú valía.
El lago Yojoa rodeo
y a Santa Bárbara deseo
tu hermosura ir a buscar
pues hay belleza sin par
en mujeres que ahí veo.
Ornada por tus lugares
te recuerdo a cada instante
así en Trujillo distante
como en Omoa y otros lares
orgullosos de sus mares.
Tela y Cortés hacen marco
con los diversos San Marco
a tu garbo singular
y en Comayagua haces gala
con Santa Rosa, el Paraíso y Marcala
de tu señorío ancestral.
Llevo en mí como veneno
de sierpe barba amarilla
tu imagen de maravilla
que en la distancia yo peno
sin poder vivir sereno.
De mi memoria la dueña
en ti y en tu patria sueña
muriendo por regresar
y sin poderte olvidar
mi siempre niña hondureña.
La inteligencia esa de la que presumimos los humanos es algo incomprensible. Por ejemplo ¿que perro es más inteligente, aquel a quien le tiran la pelota y corre por ella o aquel que se la tiran y se queda viendo a ese individuo esperando que vaya por ella?.
Así pues existen personas que al parece no encajan en el prototipo social y se les toma como individuos no tan inteligentes. Todos tenemos problemas desde luego, pero Tulio sabía que en casa tenía a la mujer que tienen todos aquellos grandes personajes, esa que lideraba con la peor parte de los problemas de la familia, él se sentía orgulloso de ella y nos lo expresaba.
Los caminos no siempre fueron los mismos, pero las tertulias si eran muy parecidas, cambiaban los caminantes; pero si Horacio o Tulio iban; la fiesta, entonces era la misma.
En una ocasión que caminamos la cañada de Tlasala, un afluente del Huacapa de temporal; regresando, Tulio por delante y yo siguiéndolo, ya que me entusiasmaba caminar junto a él debido a que se engordaba la platica, me resbalé bajando entre las rocas y fui a caer algunos metros sobre las piedras hacia adelante junto a él. No se me olvida la cara de susto que puso pensando que me había lastimado, así su preocupación por sus semejantes, yo me levanté como si nada, debido al deporte estaba acostumbrado a los golpes. Seguimos caminando y al llegar a un espacio mayor con una acústica sensacional, como si la naturaleza la hubiera hecho para este momento, esperamos a Horacio, Tulio y él iniciaron cantando un concierto hermoso de bellas canciones, entonces yo acostumbraba grabar casi todo, esa vez me dije, quien quiera disfrutar esto tendrá que venir con nosotros y si suerte tiene le toca otra vez. Así eran los momentos con Tulio.
Tulio a pesar de tener formación científica en ocasiones se apegaba a las costumbres y mitos populares, así recuerdo dos ocasiones que lo espanté sin intención. La primera en la Simaroa cuando caminando a campo travieso una culebra salió y se enfilo hacia mi; yo sin preocuparme me agaché para mirarla mejor y dejé que pasara entre mis piernas, él quedo estupefacto pensando que me mordía. El reptil, como muchos de aquí era inofensivo, pero la población les temen a todos y a todos matan indebidamente. La segunda ocasión fue en otro paraje de Xocomanatlán, cuando levante una oruga peluda hermosa, que se mimetizaba con el follaje de las coníferas, la acaricié y la devolví a su lugar. Se me quedó mirando aterrado, le dije – no hacen nada mientras no las aprietes–, –Ya me dí cuenta– contestó, –te iba advertir que me habían dicho que eran peligrosas–.
Como pueden notar estaba alerta en beneficio de quienes lo acompañaban. Erá un buen recolector de hongos pero no me dijo como los reconocía, sólo me platicó que había llevado un curso.
El paseo que tal vez haya sido el más importante que hizo con nosotros y que todos recuerdan fue esa ocasión en la que a Emperatriz le brotaron lágrimas y puso a más de una cara triste. Resulta que entre canciones y mezcales, viandas y conversaciones interesantes, se paró para comunicanos que se quería despedir de nosotros. Yo pensé que por la edad ya no quería arriesgarse en las caminatas. Pero no, esa no era la razón, nos dijo que estaba a días de morir. No lo dijo ahí pero cuando yo quise saber más de su condición me comentó que ya escupía sangre.
Pues bien ya decía mi madre : no es el rayo sino que la ralla y por supuesto que su ralla estaba mucho más allá de otros que nadie pensó podrían morir antes: Ismael primero, Leonardo después y el hermano que lo llevó a curar también se le adelantó. Así pasan las cosas, no está en nosotros saber cuando moriremos.
Pero Tulio no se quería morir sin agradecer a aquellas personas que le dieron momentos felices, escribió un libro sobre el Mezcal en el cual incluyó a todo el grupo de Caminantes del Maguey como coautores. Agregó en el libro algunos poemas de autoría de los Caminantes, entre ellos uno mío. En una presentación del libro en este mismo lugar personalmente me pidió que viniera a ella y leyera mi poema, igual lo hizo con los demás autores. Quise complacerlo pero curiosamente quien se encargó de hacer el programa no pensó que fuera importante mi participación:
El poema:
Conozco
a una mujer
a la que mi esposa cela,
no tiene las piernas
largas
y creo que ni me pela.
Ni
pechos grandes
ni nalguitas redonditas
tampoco los ojos
grandes
ni la cabellera bonita.
Pero
hace que los domingos
temprano me levante
para subirme donde
ella
como todo caminantes.
La
Sierra Madre me espera
fresca
está la mañana
ya tengo las botas puestas
ya me quité las
lagañas
Espérame
quietecita
para que no tiemble la tierra
avísale a
Amojileca
que almolzaré en la sierra
En
unos minutos llego
para tomar los mezcales
que los fabriqueros
hacen
para remediar los males.
En el libro: Luz del Campo, que escribió Tulio sobre su trabajo en la electrificación del estado de Guerrero, se muestra la gran persona que es Tulio, su carácter y buenas maneras de gente, le permitieron trabajar en lugares que pocos pueden presumir que lo han hecho, Guerrero no es una perita dulce para andar como la catrina haciendo lo que uno quiera. Te encuentras con personas de difícil trato, con las que puede resultar imposible llegar a un acuerdo. Tulio tenía ese carisma para tratar con diferentes personas. Y logró electrificar el estado.
Quedó pendiente esa inquietud que en muchas ocasiones nos platicó, hacer el libro que le prometió a Carmelita de Laud, Lo terminó pero está en el baul, no se ha publicado. Me compartió el texto porque quiso que yo le pusiera las fuentes de letra de una manera especial, que cada personaje del libro al hablar lo hiciera con una distinta, cosa que a las editoriales les pareció aberrante. Era su deseo, así le entregué el libro: cada personaje con un tipo de letra diferente. La innovaciones hacen el progreso repetir lo hecho solamente corrobora lo que otros hicieron.
Tengo horas grabadas de las caminatas, pero no encuentro la memoria. Se las compartí algunos compañeros, pero igual no se si las conservaron. Existen ocasiones que tomar unas cervezas es más valioso que guardar recuerdos de este tipo.
Gracias por invitarme, fue un placer hablar de mi querido amigo Tulio.
Lo que llevé para decir y no dije.
Quiero agradecer a quien escogió mi composición virtual para el programa. Sí Tulio hubiera vivido en París en ese momento, seguro estaría en la pintura de Pierre Auguste Renoir.
Tulio se consideraba pariente de todos. Cuando un elemento nuevo llegaba a los Caminantes, enseguida iniciaba a cuestionarlo quienes eran sus ancestros, hasta que encontraba una relación con los suyos. Y pues sí, desde un punto estricto en alguna parte de la cadena todos estamos emparentados.