pintura de Jacob van Ruisdael |
Hace mucho tiempo, cuando mis hijos aún eran niños, vimos una película llamada Aracnofobia, la traigo a mi memoria porque esta película termina con un argumento que bien nos puede quedar bien aquellos que hemos sufrido calamidades como las sucedidas en las fiestas patrias.
Se habla mal de los que se fueron a vivir a los lugares que se inundan : que son peligrosos. algunos se fueron a vivir ahí por sugerencia de perversos mercaderes que vendían casas en lugares no propios, otros por ser prestación, en sus trabajos, de la vivienda. También los hubo que por no tener ni siquiera para el enganche de esas viviendas mal construidas o la prestación para adquirir una, adaptaron la suya en áreas federales en las riberas de los ríos y en las riveras secas con anuencia de autoridades corruptas y de líderes pillos.
Podemos culpar a estos últimos necesitados de casa: “el casado casa quiere” y también aquellos que sabiendo de lo que podría suceder hicieron y vendieron viviendas aprovechándose de la ceguera que da la necesidad. También aquellos que permitieron, siendo autoridad, que lo anterior sucediera.
Pero seamos optimistas y miremos el mundo en que vivimos, pensemos por momento lo que hacemos en nuestra vida y como arriesgamos el pellejo cada momento. No niego que aquel que lucra llevando a la ruina a familias completas debe castigarse, también quiero hacer conciencia para que no exageremos las consecuencias y también que reconsideren sus actos antes de ponerlos en práctica. Regresando a lo de arriesgar el pellejo, ¿sabían ustedes que subirse a un automóvil tiene más probabilidad de ser peligroso que ir asentar, para vivir, a un lado del río?. ¿Sabían también todos ustedes, que todos los de Chilpancingo estamos, por la razón más inteligente que se les ocurra, en una zona sísmica, pero no una cualquiera sino que en una de las más peligrosas?. Pero no somos los Guerrerenses a los únicos que les gusta arriesgar el pellejo, hay millones de estadounidenses asentados en zonas temibles, que año tras años son destruidas por los tornados; y también, existen otros millones en el mundo que viven en las costas donde años tras año azotan los huracanes destruyendo e inundando; incluyendo áreas élite, otros millones hacinados en ciudades en las faldas de volcanes que en cualquier momento las pueden desaparecer. Un accidente de aviación puede tener más muertos que los desaparecidos en La Pintada y todos los días se hacen miles de vuelos.
Vivimos en un planeta vivo, bronco como potro de rodeo, en el cual los habitantes estamos montados y lo que mejor podemos hacer es asirse de la mejor manera.
Vean la película es un churrazo al estilo de Steven Spielberg (uno de los productores) que lo mantiene en tensión durante todo lo que dura, termina con un mensaje filosófico relajante.
Creo que saber y no negar lo peligroso que es el lugar que escogemos para vivir debe permitirnos prever las consecuencias y aceptar el gasto de lo que sucederá, aquellos que compran un automóvil deben saber que están comprando probablemente su ataúd, muchos lo conocen e incluso compran seguros de cobertura amplia para protegerse, no evitará el seguro que mueran, pero les ayudará a ahorrar forzosamente para que en caso de un suceso trágico exista quien se responsabilice por los daños. Igual debería suceder para todo lo demás, ya existe un famoso FONDEN que se supone que es para eso, pero que al final termina en los bolsillos de quienes lo manejan y si no todo, por disimulo, sí una gran parte.
Ya ahora se nota la corrupción en este desastre cercano, ¿por qué darle en especie a quienes cubre este fondo y no en efectivo para que cada damnificado lo aplique a su mejor criterio?, siguen siendo paternales, no porque se lo pidan así; sino porque así es como les conviene a los que manejan el fondo.
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