Medir el tiempo es una pasión
del humano, han existido culturas que de esta medición hicieron una religión. Midieron
el tiempo desde mucho antes de su existencia hasta tiempos en que su cultura ya
es una inexistente.
Nosotros, los modernos, cada
año llegamos al último mes con el entusiasmo de que si el año que termina fue
bueno o malo el siguiente será mejor, así que utilizamos los últimos quince días
de diciembre para excedernos en todo, algunos incluso desde antes.
Pero el tiempo no es más que
el transcurrir de la vida, el paso miserable de los mortales; que es para
quienes se aplica, y que sólo lo notan los humanos.
Es una medida para
endeudarse y saber que se tienen que pagar los réditos cada determinado lapso
de ese tiempo. Es el motivo, como ahora, de festejar algo: un cumpleaños, el
aniversario de lo que mejor se nos ocurra.
Y así engañándonos con esos
festejos nos damos cuenta que para algunos de nuestros seres queridos ese
tiempo ya se terminó; y que no existe perilla ni app para regresarlo y mucho
menos detenerlo, miramos con preocupación que nuestra raya cada día está más
cerca y no nos queda de otra que hacer un chiste del asunto o ignorar esa
dimensión que se mueve despiadada para acabarnos.
Así pues que puedo desearles
lo mejor para el siguiente, pero no esperen que mis palabras son del Dios, ya
que sabiendo que el tiempo se mueve, tal vez para algunos de nosotros, el siguiente
sea el definitivo.
No se espanten: el
definitivo para decidirse a tomar la vida en serio, para recordar que aunque
mortales somos, dejamos pedazos de nosotros en nuestra descendencia y que ellos
merecen una vida; al menos lo malo o buena que fue la nuestra.
Así pues que definitivamente
espero que el próximo año, ya que este se acaba, si tomaran en serio lo del
cambio climático. Que se empiecen a sacrificar poco a poco, por su descendencia,
sus excesos energéticos y de consumo de artículos suntuarios, casi todo lo que
hemos comprado es suntuario, empiecen a ya no hacerlo.
No se morirán primero si
dejan un día a la semana, o dos, o tres, o toda la semana su auto y caminan o
usan los transportes públicos. Ya no estrenen auto; ya están viejos, lo digo
para los que están, acábense el que tienen y ya párenle, ya dañaron un montón
el mundo; déjenle algo a sus descendientes.
Feliz año nuevo, los quiero
a todas.
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