martes, 9 de febrero de 2021

Conferencia magistral de un árbol.

 

Caminar en un bosque es como asistir a una conferencia magistral.

Al ver los árboles nos podemos dar cuenta, considerando el lenguaje del árbol como una sucesión de símbolos(semiótica), que nos enseñan como extender la vida más allá de la nuestra. Pero no dejando a las generaciones siguientes la solución de los problemas que ocasionamos nosotros en nuestra vida licenciosa.

El árbol que tengo enfrente nació de una semilla sobre el suelo donde cayó; o fue rodando; tal vez algo o alguien la llevó hasta ahí; esto último esta sujeto a la aleatoriedad y no es algo que el árbol pueda prever, aunque algunos están preparados para eso. Que veremos después.

Así el árbol crece y se vuelve adulto, pero antes de llegar a esa etapa ya fue preparando el espacio para sus descendientes, cada determinado tiempo se libera de sus hojas formando una capa nueva de suelo; así, temporada tras temporada lo hace hasta dejar un mejor suelo que el que él tuvo al nacer. Lo que permitirá a sus descendientes tener mejores posibilidades cuando el fallezca.

Cuando se libera de sus frutos, los mismos llevan nutrientes para el vástago, digamos como aquel dicho de que lleva torta bajo el brazo. Algunos en exceso para lograr, dado a que el árbol no puede hacerlo debido a su estatus de ser vivo sin movilidad, que otro ser lo lleve a otra parte donde pueda desarrollarse fuera de su sombra.

No solo utiliza al otro ser viviente como transporte, sino que le da de comer agradeciendo con eso lo que hizo.

Que diferencia la del humano que en lugar de propiciar que la vida prospere para permitir su existencia en este lugar; él, olvidándose de su descendencia e hipnotizado por la avaricia de acumular todo, destruye el entorno dejando a su descendencia un problema que se anticipa irresoluble. Lo peor, día a día consideran la reproducción como un problema más que una ventaja para perpetuarnos. El sexo lo miran como un pecado, el embarazo como una maldición, a los críos como un estorbo.

Los árboles ya estaban en el planeta antes que el humano apareciera en él (aparecieron hace 380 millones de años) y sólo han mejorado el hábitat. Algunos generosos, hasta dejaron una buena dotación de hidrocarburos para ayudar a los humanos para mejorar el planeta; y mira tú lo que hicieron: lo contrario.

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