Estaba profundamente dormido cuando sentí que alguien me tocaba la cabeza. No le di importancia debido a que era demasiado temprano para levantarse; así que me volví a dormir, no se que tanto tiempo pasó, ahora, sentí un golpe duro en mi brazo, inmediatamente volteé y noté que quien me golpeo había sido mi propia mano derecha. Empuñada mostraba sus nudillos hacia mí.
—Qué pasa. — Dije
Increíble pero cierto la mano me contestó diciéndome que ya no aguantaba las crudas.
Desconcertado, pregunté. — ¿Cuáles crudas?
—La de todos los días, no te hagas tonto, nos untas de alcohol a cada rato y al fina del día ya traemos un peda de pronóstico. — Me contestó.
—Es por el COVID. — Le dije
—El problema es que el alcohol ya me gustó, creo que soy alcohólico y no quiero serlo; así que, vamos alcohólicos anónimos. — Dijo la mano con una expresión convencida.
—¿Como le hago? no puedo cortarme las manos— Me lamenté
—Pues vamos todos.
…AA está en cuarentena.
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