miércoles, 9 de junio de 2021

Desidia.

 


 

El cambio climático es tan real; como lo es el caso de que estamos viviendo una pandemia.

En la pandemia está identificado el causante. La población básicamente se desentiende de ella y asume que los gobiernos tienen la responsabilidad de resolverla. Cuando mucho, la población coopera siguiendo las recomendaciones que les da el gobierno; a regañadientes. Pero ahí va y seguramente morirán algunos y se diluirá el mal, convirtiéndose en una más de tantas enfermedades.

Probablemente si no se hubiera hecho pública la existencia de la pandemia, nadie, de la población común, se hubiera dado cuenta de su existencia y poca cuenta también de los muertos que ocasionaría; tal vez los de su alrededor. Por otro lado, hubiera sido un gran negocio para todos aquellos dedicados a la medicina. Se hubieran abierto multitud de hospitales y aparecerían multitud de medicinasmilagrosas publicadas en la red, televisión y demás medios.

Pero dejemos la pandemia y vayámonos al cambio climático.

¿Qué pasó con esto que le llaman así? Pues que es un mal ocasionado por la manera a la que nos han orillado a vivir, de la que nos han hecho creer ser la mejor. Además, la mayoría no estaría dispuesto a cambiarla; y para quienes no están en ella es su propósito de vida.

Vivir en una gran ciudad, tener una vivienda moderna, automóvil y comprar comida en los supermercados, comer las novedades de alimentos envasados del exterior y acudir a los mejores restaurantes, viajar por todo el mundo, es algo considerado de personas que han triunfado en su vida; y se etiquetan de esa manera: exitosos.

Intentar convencerla de su error es una actividad ociosa. Ni los que están en ese estado, ni aquellos que intentan llegar a él, desean que cambie.

Las corporaciones culpables del 70% del cambio climático han hecho muy bien su papel de convencimiento del consumo de sus mercancías. Nadie interesado en revertirlo, tiene el capital necesario parecido al de ellas. Y ellas están conformes con que las cosas sigan en la misma tónica. Claro que aceptarían cambiar, siempre que el cambio significara más utilidades.

Así pues, que todo ese rollo de las energías limpias no es otra cosa que una distracción que hará que algunas de ellas se embolsen un buen de capital, pero que al final de todo, el cambio climático continuará. Después empezará la catástrofe; y seguro, que quienes más recursos tengas, tendrán mayor posibilidad de sobrevivir; si es que queda posibilidad. De ahí la desidia del cambio.

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