sábado, 17 de julio de 2021

Artemio.

 


Se encontró su cuerpo junto a un basurero metido en una bolsa negra cortado en pedazos. Nunca fue identificado, pero si hubo quien supo toda la historia de Artemio.

En una comunidad, de tantas que existen en la región de Tierra Caliente, nació Artemio. A diferencia de aquellos niños que nacen como la consecuencia del amor de sus padres y que después los mismos los aman y tiene todos los cuidados con ellos, Artemio nació como producto de la violencia que impera en esa región del estado de Guerrero.

El poblado tenía tiempo que estaba controlado por un grupo del crimen organizado, se decía en el mismo pueblo que eran mercenarios de las mineras; ya que estaban interesadas en los minerales y el agua alrededor del poblado.

La madre de Artemio solo fue una más de las victimas de violación e impudicia de los delincuentes que poseían el poblado. Así que ella quedó embarazada y posteriormente el fruto fue Artemio.

Magdalena, la madre de Artemio, era una mujer de escasos 16 años, delgada, morena, de ojos verdes, de mirada graciosa y de ligera sonrisa, de baja estatura, fue raptada por el grupo y estuvo encerrada por la fuerza en la guarida de sus captores durante nueve meses. Ahí sufrió todas las vejaciones sexuales que una mujer puede sufrir ante hombres sin conciencia ni sentimientos. Después tuvo la buena suerte; entre la mala suerte que había vivido ya, de que la tiraran a un barranco y sobreviviera a los golpes. De ahí huyó a Ciudad Altamirano donde en el centro de salud nació Artemio.

Sola sin tener donde vivir y con un hijo a quien cuidar. Se vio en la desesperación. Así que para lograrlo se fue a la capital, donde se unió a un grupo de gente de la calle, que vivían de recoger pet y latas en las arterias de la ciudad, con lo que sacaban algo para comer. Dormían en donde lograban cobijarse, incluso todos amontonados. Ella odiaba a su hijo ya que lo relacionaba con quienes la vejaron, pero su instinto maternal la obligaba a darle los cuidados.

De esa manera Magdalena se fue acabando y Artemio creciendo.

Magdalena fue atropellada por un autobús, cuando intentó de cruzar la autopista, era de noche y el autobús no llevaba las luces prendidas. Ella quiso recuperar unas latas que arrojaron los de un auto; al no ver el autobús, fue arrollada por el mismo quien la hizo pedazos. Era el regreso de semana santa así que después pasaron otros autos, muchos, sobre de ella. El caso es que para el día siguiente sólo era una mancha de materia orgánica en el asfalto y nadie supo después que fue de ella. Siguió en la lista de desaparecida, en la que ya estaba desde que la raptaron en su pueblo.

Artemio, para entonces, ya tenía doce años, era un joven delgado, famélico, de pelo castaño claro, de verdes ojos y bien parecido. El siguió su vida de callejero dando maromas en las esquinas y limpiando parabrisas. De esa manera llegó a los 18 años y fue de esa manera en  una esquina, donde estando trabajado, que un funcionario de Finanzas del Estado lo invitó a subir a su auto. El funcionario lo convenció de que si se unía a él le iría muy bien. Él se subió, más por sentir que era viajar en un automóvil que por cualquier otra cosa.

Así que de la esquina pasaron a comprar ropa y después el funcionario lo llevó a su casa . El mismo individuo lo baño y ... esta parte no importa es asunto privado.

Así que ya limpio y vestido con ropa nueva, Elías lo llevó a comer a un restaurante de la plaza. Ahí lo cuestionó con respecto a sus documentos: acta de nacimiento, credencial de elector, etc. Elías es el nombre del funcionario, un individua acostumbrado a hacer su voluntad, sin importar ética, moral o legalidad. Como sucede en la gran mayoría de los que viven del erario.

Artemio se le quedó mirando con una de esas miradas de alguien al que le están platicando cosas desconocidas, enigmáticas para él. Él le contestó, que ni sabía que era eso.

Pues bien, le dijo Elías, por ahí empezaremos.

Elías cogió su móvil, he hizo dos llamadas, al mismo tiempo que le ordena a Artemio: --dame tu nombre y edad.

--Artemio-- le contesto el joven.

--¿Artemio qué?

--Pues Artemio nomás.

--¿Tu edad?

--Como 18, realmente no sé.

--Bien-- le dice a quien espera en el celular-- Artemio Pérez Díaz 19 años--.

Pues ya con esos datos más las llamadas, al día siguiente recogieron una acta y una credencial de elector.

En la mañana siguiente, Elías se dirige a Artemio, quien se encontraba acostado a su lado: --hoy es tu gran día, iremos al SAT; y a partir de hoy serás dueño de una comercializadora como persona física.

Artemio, igual que antes, lo miro sin saber de que hablaba Elías.

Así fue, que fueron al SAT y se registró a Artemio como causante con todo y FIEL, después acudieron al banco y abrió una cuenta de Cheques sin problemas, dado el monto que depositaría en ella Elías. No creo que sea necesario explicar quien manejaría la cuenta, con sistema de red, y como.

Pues bien aquí terminó la corta vida de Artemio.

Después sucedió lo que se dijo al principio. ¿Cómo o quien lo hizo? eso se sabrá cuando se sepa donde están los 43.

La comercializadora de Artemio facturó millones al Gobierno del Estado. Dejando los libros contables blancos al día para el cierre fiscal del sexenio.






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