Y sucedió que un día, en que aquel que regalaba peces, para que quien pedía de comer comiera, les enseño a pescar, bueno no fue él quien lo hizo, pagó a otro para que lo hiciera.
Se dio cuenta que el método enseñado de pesca era único y lo patentó.
Así fue como inició esta historia.
Quienes aprendieron a pescar tuvieron que pescar más de lo necesario para comer, para pagar a quien le enseño, además las regalías por usar el método enseñado. Como con lo que ya pescaban no alcanzaba para todo. Ya que quien le enseño, más bien quien mandó a que le enseñara también era quien les compraba lo pescado, desde luego al precio que el puso, diciendo que era el precio de mercado.
Así que acudió a su patrocinador para que le aumentara el precio; obteniendo como respuesta y sugerencia, que aumentara sus horas de pesca y equipo para pescar. Amablemente él le ofreció un préstamo con el que podría realizase, y así se hizo.
Tuvo el pescador que aumentar el tiempo de pesca y adquirir más equipo para hacerlo. Aumentó con esto la cantidad de pescado en el mercado por lo que bajo su precio, debido a las libres fuerzas del mercado. Cosa que afectó al pescador nuevamente; ya que lo pescado con las horas extras, no alcanzará para pagar lo acordado y el crédito; que ya sumaba intereses.
El tiempo dedicado a la pesca no podía aumentar ya que solo le quedaban algunas horas para alimentarse y descansar.
Fue otra vez con su patrocinador a negociar, él amablemente le enseño que también podía invitar a su mujer a la pesca, pero que tendría que pagar el curso de enseñanza ya que él no tendría tiempo por estar ocupado pescando.
La deuda del pescador aumentó, pero como su mujer trabajaba también, entonces se relajó la deuda, hasta que debido al exceso de pescado en el mercado volvió a bajar el precio y a subir los intereses de la deuda. Las libres fuerzas del mercado otra vez.
Ahora también el pescador y su esposa tenían que pagar a quien les preparaba la comida y les cuidaban los niños. Por lo que tuvieron que aumentar las horas de trabajo de la mujer.
Pasó que no fue suficiente y les embargaron todo el equipo de pesca. Por lo que ya no tenían como pescar y sí una deuda que pagar.
Ahora pescador y mujer caminan por las calles pidiendo algo de comer para ellos y sus hijos.Ya no los invitan a aprender a pescar.
Mientras tanto el patrocinador ya tenía la importadora de pescado más grande del continente además de ser principal accionista de un banco y de la Universidad del Pescador.Además de ser considerado uno de los principales inversionistas en los países del tercer mundo.
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