En un lugar como Chilpancingo, la economía y la calidad de comportamiento de las personas se puede confirmar mirando a los automóviles y sus conductores.
A diferencia de lo que se podría pensar que en el lugar viven personas solventes, al ver muchos autos estacionados, realmente lo que nos indica es que viven un una economía miserable. Vemos autos estacionados en las calles porque los dueños no tienen garaje en sus domicilios, o no tienen para pagar por un lugar donde guardar el auto ahí o a donde acuden con él. Sucede igual en cualquier colonia.
El comportamiento se demuestra en como se pelean por esos espacios para dejar el auto en la calle, en como no respetan las entradas y salidas de los otros dueños, lo peor pelean con la autoridad que les llama la atención por violar el reglamento, haciendo lo dicho. Igual la falta de educación vial al no respetar el tránsito de peatones, estacionando sus autos invadiendo las aceras, exigiendo mayores espacios sin importar que no quede alguno para quien camina.
Su exigencia muestra la poca calidad como personas, resalta más cuando reclaman que el transporte público invade los carriles de circulación vehicular, su miseria al reclamar el precio de la gasolina, a sabiendas de que la misma está subsidiada y que gran parte del presupuesto de los municipios se va a infraestructura automovilística.
Así miramos en lugares como el nuestro, que existen quienes tienen un auto pero viven en un lugar impropio para hacerlo. Atropellan personas y animales, deliberadamente, porque las mismas osaron caminar para cruzar un canal vehicular.
Es cuestión de observación, no se requiere más conocimiento que el sentido común, un sentido tan escaso en los habitantes del mundo en este tiempo.
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