Los huracanes, así como los terremotos, son fenómenos que poco o nada podemos hacer para que no sucedan.
Pero sí podemos escoger donde vivir y cómo hacerlo. Además, la ciencia y la tecnología han tenido un avance sustancial en la fabricación de materiales de construcción, también la ciencia ha contribuido para escoger los espacios donde se construyen ciudades y viviendas. La calidad de materiales de construcción ha progresado enormemente si se compara con los primeros usados para construir refugios habitables. Ya ni decir la preparación de las personas que construyen la obra civil. Hasta ahí todo bonito.
¿Pero qué sucede al momento de construir, cuándo para hacerlo existen normas, reglas pues, para hacerlo seguro, donde las autoridades hacen reglamentos apoyados por los mejores constructores para que la obra sea segura?
Entre hacerlo bien por convicción, a no hacerlo para obtener otros benéficos existe una grieta peligrosa, sobre todo para aquellos que habitan esas construcciones; así como toda la población que casualmente pasa por lo construido o en proceso de construcción.
Y precisamente aquí está gran parte de las grandes tragedias cuando un fenómeno de los que mencioné al principio se presenta.
En la siguiente foto se mira una obra del ayuntamiento donde ellos que son los que deben vigilar que el reglamento se cumpla, lo violan.
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