lunes, 11 de diciembre de 2023

Amigos.

 



Sigo siendo Caminante del Maguey, este domingo llegamos a Xocomanatlán para iniciar la caminata desde ese lugar. El destino fue la montaña Encantada. Se estacionó el auto frente a la explotación pecuaria de nuestro estimado amigo Alfonso.

El caminante Manuel deseaba comprar mezcal; Alfonso no es fabriquero, pero es dueño de tierras donde existe el deseado maguey papalote, así que él pone los magueyes y el fabriquero lo demás, en la producción van a medias. Una práctica acostumbrada en esta región para diferentes actividades.

Estando, esperando que despacharan el mezcal se nos acercó una linda perra al parecer una cruza de pointer. Nos comentó la hija de Alfonso que es una mala costumbre de los que llegan al lugar para abandonar perros ahí.

Resultó que esta perra que menciono es una de tantas abandonadas, pero a pesar de su aspecto bien conservado se le notaba la pena de ser despreciada; algo que comentan los expertos es insuperable en esta especie.

Se nos acercó, olió a todos y todos se afligieron por la condición de la perra; pues bien, esta chica tuvo conexión con los caminantes y al iniciar la marcha se anotó, igual que cualquier otro caminante que desee hacerlo. No es el primer canino que lo hace así que nadie le hizo el feo y si todos la recibieron como debe ser, increíble la habilidad de esta chica de hacer amigos, se adaptaba alas circunstancias y modos de los caminantes del maguey, eso sí no tiene los vicios de esto. Nos aceptó unos pedazos de queso y nada más. 

 

Una anécdota importante es que no queriendo parecer arrimada o gorrona en un pequeño accidente que tuve donde al estar quebrando el hilo dentro de una botella de pet, la misma se me resbaló de la mano y dado a la cantidad de ocochal y la pendiente de la montaña, la


botella deslizó hasta la base de la montaña haciendo parada en una pequeña cañada, la perra de inmediato corrió en descenso de la colina tras ella, asombrándonos a todos, me quedé mudo viendo y esperando sí la regresaba, lo intentó con mucho entusiasmo pero no pudo atraparla con su hocico, cuando vio que yo como la botella me deslice hasta ella, me hizo una fiesta acercándose a mí, luego  yendo a donde se encontraba la botella como indicándome el lugar, da gusto trabajar en equipo con individuos así. Ambos regresamos a la sima con el objetivo.

 

Estuvo el can todo el tiempo con nosotros; al regresar a Xocomanatlán ella cogió su rumbo y nosotros el nuestro como buenos amigos y sin presionarnos. Considero que esta reunión con nosotros le dio aliciente para continuar su vida de perro.

 

Que mejor aliciente que este. Saber que en lugar de amo, tiene amigos.

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