1. En aquellos días, un hombre se levantó temprano y contempló al Sol, y dijo:
2. He aquí el que ha sido puesto en los cielos para darnos vida, porque por él germina la semilla, y el fruto madura en su tiempo.
3. Sin él, no habría calor en la tierra, ni canto en los campos, ni voz en el hombre.
4. Y el hombre habló a los que estaban con él:
5. Si yo digo que el Sol es dios, no miento, pues da sin pedir, y sostiene sin exigir.
6. No vino a juzgar, ni a redimir con sangre, ni a prometer reinos, sino a cumplir su obra con fidelidad.
7. Entonces algunos le replicaron: Hay un dios único, invisible, que todo lo gobierna.
8. Y el hombre les respondió: No lo niego, mas tampoco lo he visto. Y quien me lo dice, no puede mostrarlo.
9. En cambio, el Sol sale sobre buenos y malos, y no hace acepción de personas.
10. En verdad os digo: Si el Sol está sujeto a las leyes del cielo, y éstas al orden del universo, más allá no me es necesario buscar.
11. Porque el Sol me da la vida, y a él basta mi gratitud.
12. No exige templo ni sacrificio, ni sacerdote que lo nombre.
13. Su luz es para todos, y no espera paga.
14. Él es mortal, sí, pero su fin no lo veremos, pues antes el hombre habrá destruido su morada.
15. Así pues, os digo: Más sabios fueron nuestros padres antiguos, que alzaban sus manos al Sol al amanecer, que los que hoy adoran sombras y repiten palabras que no entienden.
16. Porque aquellos vieron la obra y creyeron en ella, y estos creen en lo que no vieron, y desprecian lo que da la vida.
En verdad os digo: El que ve la luz y no la honra, ya está ciego en su corazón.
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