En el siglo pasado la preocupación principal de los gobiernos de la revolución, en cuanto a la parte social, era la de que todos los mexicanos tuvieran suficientes alimentos y educación. La mayoría eran analfabetas y hambrientos. Los programas oficiales lograron que la clase media creciera, se construyeron escuelas casi en todos los municipios, llegó a tener una universidad cada estado. Esto no fue hecho desde luego de una manera científica, sino que más bien con una visión entusiasta, por lo que gran cantidad de dinero se destinó sin un orden adecuado con orientación a resolver el problema evitando desvíos y consecuencias perjudiciales a la larga, sin prevenir también las consecuencias sociales derivadas de una población educada y alimentada. La imagen del país en el mundo era la de uno que caminaba hacia el progreso en un ambiente de paz.
Grupos internos empezaron a presionar para una apertura democrática lo que demostraba que los dos principales problemas dejaban de serlo. Para la sociedad tener democracia resultaba ahora más atractivo que comer y educarse. Esto podría deberse al que ya dichos rublos estaban cumplidos y que pocos eran quienes necesitaban esa atención.
Llegó el nuevo siglo y con él la deseada democracia, un país educado y alimentado y aparentemente demócrata, ahora los dos principales problemas que aquejan al país resultaron, precisamente, de la solución de los dos problemas del siglo pasado, los inconvenientes a los que me refiero, ahora, son la obesidad y el desempleo. Al haber mejor manera de obtener alimentos, la gente come de más; volviéndose obeso. Por ser educado ya abandonó las labores del campo, ahora exige empleo. Existe mucho desempleo. México se convierte a pasos gigantes en el paraíso para los empresarios ya que a mayor oferta menor el salario un atractivo significante para la inversión. Pero no por ahora, ya que el inversionista lo quiere todo y donde lo tiene es donde está.
La obesidad ocasiona enfermedades que han creado todo un mercado a su alrededor, que ofrece soluciones (hospitalización especializada, medicinas costosísimas, operaciones sofisticadas, seguros médicos) a cambio de dinero. Sin embargo la carencia del mismo a ocasionado que muchos se dediquen a las actividades lucrativas no licitas (Secuestros, narcomenudeo y mayoreo, fraudes, créditos vencidos, corrupción) con la esperanza de poder aspirar a esas curas milagrosas ya sea porque las sufren ellos o sus familiares o por miedo a sufrirlas, lo que a convertido a México en un lugar poco seguro y también no tan atractivo para los inversionistas ni mucho menos para los turistas, lo que agrava la escasez de dinero. Los más educados se van de México en busca de la piedra filosofal, dejando a México sumido en la desesperación para resolver un problema de fondo, con un encargado, del asunto, desfondado. Las grandes empresas mexicanas compran todo en el extranjero y no tienen ninguna intención de aumentar su planta de empleo, algunas incluso prefieren poner plantas en otros países, o invertir sus ganancias en las bolsas de otros países; donde les sale más barato y más seguro. México tiene más exportaciones que nunca y más desempleados que nunca también.
Por todo el país se abren tiendas con la cantaleta de que generan empleos pero esos empleos no son verdaderos ya que nadie puede mantener una familia con esos salarios, la prueba contundente es la gran frecuencia de rotación de su personal. Además estas mismas tiendas obligan a cerrar a otras que mantenían familias a niveles salariales envidiables, a causa de que los gobiernos locales se gastan sus recursos en las de cadena en lugar de las tiendas de las familias lugareñas.
Realmente no existe un gran problema, verdaderamente lo que existe son gobernantes incompetentes o traidores ante una situación ya sea originada deliberadamente o no resuelta por incapacidad o porque resolverla sería dejar las ganancias que los que gobiernan obtienen de esta manera de gobernar.
Pues bien como los dos primeros problemas se llevaron un siglo ya no alcanzaré a ver la solución de estos dos actuales. Ya verán la solución aquellos que todavía vivan en el siglo xxii. Pero les advierto que tendrán otros dos para resolver, que ya empiezan a visualizarse y que podría ser la contaminación y la carencia de recursos naturales.
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