foto propiedad de Edgar P. Miller. |
Antes de que iniciara esta moda de la virtualidad, los empresarios modestos que requerían comprobantes para justificar ante la autoridad sus gastos, simplemente al pagarlos solicitaban el papel en mención, una factura o nota, y el proveedor sin más se lo extendía. Ya posteriormente ese documento se utilizaba para los cálculos contables.
Ahora para poder obtener un comprobante primero tiene uno que tener un correo electrónico, después comprar el equipo de computo y contratar Internet; parece ser que hasta ahí termina todo, ¡pues no!. Les platicaré un ejemplo común:
Digamos que usted tiene tratos comerciales con una empresa a la que le pide las mercancías por teléfono y ellos se la envían a través de los diferentes transportes de carga que existen, de los cuales no cabe duda tienen la concesión otorgada por el estado, pues sabrán ustedes que esos transportistas navegan como pequeños comerciantes y ahora están en el régimen de transición, algunos, otros se están haciendo guajes como el 58 por ciento de los causantes de los que deben migrar. Así pues sucede que su proveedor le embarca las mercancías a domicilio y llegan donde usted con la guía original del flete que tiene que pagar para que le entreguen su mercancía, se encuentra después con la sorpresa que la guía no es un documento válido; así pues, si tiene suerte en el documento le dicen una dirección de Internet donde usted puede acudir a que le emitan su comprobante virtual, claro que tiene que saber cómo, ya que esos portales no están estandarizados ni está una señorita que lo atienda; es una máquina fría sin la menor sensibilidad humana. Otros le ponen una leyenda diciendo que tiene que acudir a las oficinas del transportista para que se lo emitan y otros pues nada, además que en la localidad o sea la del que recibe la carga, no existen oficinas de la empresa transportista, ni tienen portal en Internet; o sea se las ingenian para no dar documentos virtuales, igual que nuestros gobernantes para fastidiarnos con los impuestos y su administración. Como pueden notar se queda sin comprobar sus gastos de fletes por la cuestión de que en México se hacen leyes a lo tarugo; o, probablemente son perversos y así lo tienen calculado.
Algo parecido sucede cuando usted quiere que le facturen el tiempo aire que consume con su celular, hablando de modestos empresarios que no tiene para gastar en un paquete.
Así es, que entre los documentos comprobatorios que no consigue y aquellos que no le aceptan el SAT porque a la autoridad fiscal le parece innecesario ese gasto para el funcionamiento de la empresa. Usted tiene que pagar impuestos de más para mantener imbéciles que inventan modos para ser modernos. Como ese del cambio de horario de verano.
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