viernes, 18 de abril de 2014

Cuento de semana santa.

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Foto de Ramiro Reyna.


Yo no creía en Dios, pero no voy a molestarlos diciéndoles por qué. Así pues, que ahí quede la no creencia. Pero ahora sí creo. Resulta que amanecí iluminado y dije: ¡Dios existe!.
Les platicaré porque creo en él. Pues fíjense que después de observar a la población del mundo, más ahora que el Internet nos permite un horizonte mayor, llegué a la conclusión que Dios no es otra cosa que un virus, el cual no ha sido plenamente identificado pero que ya tiene contaminado a gran parte de la población del mundo. Sospecho, y conste que solamente es hipótesis, de que este terrible virus se aloja en el cerebro de sus víctimas. Además que ya tiene miles de años de estar contaminando humanos. La enfermedad, como casi todas, tiene síntomas. En este caso son difíciles de entender pero intentaré darles una paráfrasis del asunto.
Las personas contagiadas tienen comportamientos similares al de las personas fanáticas, además sufren de alucinaciones que hacen que crean que existe algo o alguien que los cuida y que les dará vida eterna, algo así como los niños que tienen un amigo imaginario en el cual confían. Algunas veces se ponen hablar a solas con él e incluso en ocasiones se reúnen varios enfermos para hacer lo mismo, llega a tal grado su actuación que incluso le edifican templos para hablarle. La enfermedad los hace que materialicen sus imaginaciones en ídolos, pinturas, fetiches o estatuas a las que después adoran insistentemente, incluso haciéndoles fiestas cada año. Los más afectados incluso tienen más de una alucinación y de ahí que sean más las estampas que materializan y adoran, otros se inducen por la fascinación de los demás enfermos y utilizan las mismas imágenes en lugar de hacer las propias. Otros incluso con el tiempo cambian de una a otra según su enfermedad prospere.
Hasta ahora al parecer sólo se contagian los humanos, no se han reportado casos de animales que sufran de esta afectación.
Si alguno de ustedes se identifica con los síntomas es muy probable que ya esté contagiado y puede ser muy difícil la curación, existen testimonios que es un mal que ya existe desde hace miles de años. Algunas culturas han tenido que vivir pensando que estar enfermo es lo correcto, probablemente sucede cuando todos los elementos de una sociedad sufren la contaminación del virus. Cuando se agrupan pueden ser peligrosos para las personas sanas ya que a estas últimas las ven como amenazas, producto de otra de sus alucinaciones. Hubo épocas en que la violencia, de los contagiados, llegó a tal grado que incluso mataban y quemaban a los sanos. Estos afectados en algunas temporadas entran en crisis y salen a las calle en grupos efectuando cánticos y marchando como los muertos vivientes, otros se disfrazan de personajes fantasiosos después bailan y cantan.
Existe una teoría de la conspiración donde se menciona que los científicos no intentan catalogar el mal, porque los enfermos se vuelven estupendos clientes del sistema de salud mundial. Debido al mal que sufren los afectados son dóciles para tenerlos sumidos en la paranoia de las enfermedades y se vuelven asiduos pacientes en las consultas y tratamientos médicos. Incluso se han aliado a los que gobiernan porque de esa manera se tiene sometida a la población incluso a los no afectados ya que por ser menos se les ve como raros por las mayorías enfermas, por no actuar como ellos. Haciendo que algunos sanos finjan la enfermedad para ser aceptados.

Entre otras de las características de esta enfermedad está el que no son limitados para procrear, algunos se comportan como que el no tener hijos es una ofensa a su ilusión. Desgraciadamente este virus es muy contagioso y los hijos en la mayoría de los casos terminan siendo afectados por sus padres enfermándose desde pequeños y adaptándose a su circunstancia.
Existen casos aislados muy pocos en que algunos sanan espontáneamente, otros al parecer se recuperan con terapias de uso intensivo del cerebro, con lecturas científicas, filosóficas y ampliando su cultura universal; sin embargo existen casos perdidos en que ni ese tratamiento funciona, en algunos porque el mismo mal les impide intentar saber más, se limitan a repetir y reforzar sus fantasías, como lo verdadero y mejor. Incluso han escrito gruesos volúmenes donde han ido agregando sus visiones los cuales terminan siendo el único texto que leen además de utilizarlo como guía en sus actos cotidianos.

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