lunes, 15 de septiembre de 2014

¿Gorriones?


Pintura virtual a partir de una foto de Shmidli Urs

Los vi volando en la primavera, me emocionó su hábil vuelo y el dulce canto del macho llamando a la hembra. Estas aves llegan al jardín y todavía no entiendo por qué lo siguen haciendo año con año, a pesar de lo trágico que resulta a veces su estancia en él.

Llegan y se aparean sin inhibiciones, para ellos eso de aparearse es algo tan natural como volar y comer; así que después de unos buenos atracones sexuales, vuelos acrobáticos y melodiosos cantos, se dedican a recolectar fibras para construir sus nidos, no les importa el origen de la fibra; básicamente, al mirarlos escogerlas, nos damos cuenta que lo que buscan es que los materiales sean resistentes, tanto que las estiran, las sacuden y desechan, las escogen meticulosamente y luego vuelan hasta la más alta pero cubierta rama de uno de los árboles o buscan un hueco en los tejados de los alrededores donde con ayuda de su instinto construyen el particular nido.

Durante esta actividad sexual las aves se alimentan de los insectos del jardín, los granos de las hierbas que crecen en él y le roban al perro y la gata su alimento, me imagino que ellas ignoran a quién le pertenece, ellas consideran que es producto de la naturaleza y por lo tanto pertenece a todos los seres vivos del planeta.

Ya terminado el cortejo, el acto y la construcción del nido, la hembra procede a depositar sus huevos en el bien preparado ponedero, capaz de soportar las ventiscas y lluvias de finales de la primavera. Nunca he calculado el tiempo que dura todo el cortejo y empollamiento hasta que sucede lo siguiente. Entre tremendo escándalo de las aves, no solo de los padres sino que de toda una parvada de la misma especie, un pequeño polluelo es empujado del árbol para volar actividad que se nota inmediatamente no lo sabe hacer, pero que con valor lo intenta una y otra vez hasta lograrlo, todo el tiempo vigilado y animado por las aves adultas. No le sucede a todo los polluelos terminar el adiestramiento, la suerte de algunos es diferente; ya que al acecho está la gata y el perro; que cada año victimizan a varios polluelos que aún bajo la agresiva resistencia de los adultos de la parvada, que con su pico los atacan sin temor, las bestias en ocasiones logran atraparlos, para después en un juego sangriento entre ambos carnívoros los destrozan, hemos podido rescatar algunos de las garras de la gata o del hocico del perro, pero siempre terminamos encontrando descuartizados algunos.

Hubo una ocasión que me tocó ver como todas las aves se le fueron encima a picotazos a la gata, obligando a saltar dos pisos huyendo aterrada. Pero tanto la gata como el perro viven en una situación en la que ignoran sentimientos ajenos y donde su vida está enfocada en la reproducción y la comida.

Así pues la población local de esta desgastada comunidad está llegando a parecerse a este escenario salvaje, donde los que gobiernan y los criminales esperan victimizar, a su manera, al resto de la población; la qué comiendo, cantando y reproduciendo solamente espera sufrir las consecuencias.






Caricatura de Darío.













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