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Figura de la Isla de Jainas.
Foto de Edgar P. Miller. |
Suena el teléfono entre las cuatro de la mañana y cinco, realmente no vi la hora pero después de atender el suceso sonó el despertador que tengo fijado a las cinco y media. Me levanté y contesté; era Teresa, la esposa de mi cuñado Hipócrates para decirme que parecía ser que le iba a dar o le estaba dando un infarto a su esposo.
Le dije que iba para ayudarle. Mi esposa preguntó y le dije la mala noticia. Es su hermana y como con resorte ya estaba también vistiéndose para auxiliar. Así es que nos encaminamos a casa de mi cuñado que queda justo enfrente de la mía, llegamos y me dirigí a su recamara que era donde estaba, lo mire sentado en la penumbra quejándose terriblemente, sin hacer escándalo, lo conozco bien, fue deportista incluso jugó conmigo fútbol; ya en veteranos. Sabía que le estaba doliendo terriblemente, se miraba aterrado y soltaba quejidos intermitentes, al parecer era un dolor agudo debajo de la tetilla izquierda. Le dije a su mujer que le diera dos alka seltzer cosa que no tenía, ni aspirinas; así que fue mi mujer a la casa por eso; mientras, yo le pedí que tosiera fuerte, cosa que se le dificultaba ya que le aumentaba el dolor, le dije que se acostara y al parecer le dolía bastante hacerlo como si estuviera el cuerpo atravesado con algo. Con esos datos yo deduje que no era infarto sino alguna molestia interna ocasionada por algún bulto dentro de esa área; probablemente aire o líquido, le dije que tratara de eructar o pedorrearse, me dijo que lo intentó pero le molesta hacerlo, no podía, más por miedo al dolor que por intentarlo, ya le había dicho también a la esposa que hablara a la cruz roja para llevarlo al ISSSTE, que no contestaban me dijo, pues habla de nuevo hasta que te contesten. Contestaron: las preguntas de rutina y la promesa de que venían.
Se tomó el Alka seltzer, llega la ambulancia, entra la paramédico, muy nerviosa atemorizada, Chilpancingo ya no es seguro ni para ellos tenían miedo de que fuera una trampa, lo medio revisa le pregunta si puede caminar, después lo ayudo y lo encamino a la ambulancia, se sube; o sea, que pudo hacerlo sólo, arranca la ambulancia con el escándalo conocido, se lo llevan junto con su esposa.
Llega al ISSSTE, lo canalizan. Siempre que oigo esto me suena a un canal de res colgada en un gancho. Que puede ser una angina de pecho dice uno, que estaba a punto de la pulmonía dice otra, que un hongo en los pulmones infiere alguien más, que son las coronarias, que es una infección del riñón, que no se mueva porque si se mueve muere; esto último para zafarse de la responsabilidad. Análisis de sangre, electrocardiograma, DHL, radiografías. Avanza el día, llega la noche de nuevo, puro residente, nadie emite diagnóstico, pero todos dicen que puede ser una enfermedad distinta, diablos donde esta House. Al fin un internista, uno veterano, dice; no muy convencido, pero explicando doctamente que es una infección de los riñones, le ponen un parche de nitroglicerina¿?, luego le inyectan insulina, siempre tomando analgésicos y con el suero en la vena. Al otro día lo dan de alta, le recetan medicamentos para la presión y el colesterol, nada para la infección, ya el internista no está, quienes lo mandan fuera dicen que ya sus plaquetas bajaron y debe salir, mi cuñado se siente de la chingada: eso dijo no crean que soy mal hablado, llega a su casa no soporta ningún argumento, nada le parece, sigue mal pero tomando un montón de medicinas. Le expidieron incapacidad para una semana, eso es lo más importante para un burócrata; deben suponer los médico, de ahí su displicencia para la atención galena, que dije, no, si la atención fue esmerada lo que falló es no haberlo curado. Como en Chilpancingo el morir no es de preocupación, ya que todos estamos condenados a eso por el solo hecho de radicar aquí, curar no importa, importa la imagen de las instituciones. De ahí tanta tecnología en el hospital y nada de talento y preparación en la práctica médica. Bueno, si muere mi cuñado ya están enterados que no tiene nada que ver con un ajuste de cuentas. Sólo podríamos considerarlo como daño colateral.
Así pues en cuarenta y ocho horas pasó de un dolor en el pecho a un daño coronario, una probable pulmonía, con diabetes, colesterol y amenaza de infarto infectado del riñón. sin tratamiento bacteriano y una buena dosis de analgésicos, lo dan de alta según el criterio del médico, porque las plaquetas están en su nivel correcto. Un estupendo organismo. El de mi cuñado; no el ISSSTE.