martes, 21 de junio de 2016

La maquinaria incompleta.

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Las pequeñas omisiones, ya sean deliberadas o por descuido, se suman con el tiempo.
No importaría ni se opondría nadie que en este momento la educación fuera pública o privada si existieran las circunstancias para que todos los padres de familia y maestros tuvieran empleos bien remunerados. Hablar de bien remunerados se entiende con solo acudir a la Constitución para entenderlo:
“Los salarios mínimos generales deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos. Los salarios mínimos profesionales se fijarán considerando, además, las condiciones de las distintas actividades económicas.”
“Corresponde al Estado la rectoría del desarrollo nacional para garantizar que éste sea integral y sustentable, que fortalezca la Soberanía de la Nación y su régimen democrático y que, mediante la competitividad, el fomento del crecimiento económico y el empleo y una más justa distribución del ingreso y la riqueza, permita el pleno ejercicio de la libertad y la dignidad de los individuos, grupos y clases sociales, cuya seguridad protege esta Constitución. La competitividad se entenderá como el conjunto de condiciones necesarias para generar un mayor crecimiento económico, promoviendo la inversión y la generación de empleo.”
Aunque es vago y tendenciosa la frase “satisfacer las necesidades normales” no podríamos hacer a un lado que en ella entran todos aquellos beneficios sociales que ya tienen los diputados. Buena alimentación, buena educación básica, buena asistencia de salud, seguridad, etc.
Como ven, aunque quienes gobiernan han sabido que así debe ser; lo han omitido desde hace mucho tiempo para todos los ciudadanos que no son ellos.
Así pues, si sumamos estas dos omisión a otras que podríamos enlistar nos daría como resultado una avalancha de sucesos indeseados para todos y el peligro del caos total. Por lo que no podemos culpar a los maestros por luchar en contra de una imposición absurda. Dado que dos máximas de la constitución se incumplen diciendo los gobernantes que las cumplen.
Fotos y texto de Edgar P. Miller.
 Junio del 2016.

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