¿Inversión extranjera?

foto de Edgar P. Miller

La frase: inversión extranjera ha sido lema de muchos gobernantes aquí en México. Hablar de invertir siempre suena bonito, más aún si se dice algo que deje a la imaginación un flujo abundante de riquezas desde otros lugares del mundo hacia México, sobre todo si provienen de países del primer mundo que han sabido hacer suyas las riquezas del planeta.

Curiosamente invertir no siempre lleva el flujo de capital desde un lugar al otro, la era moderna reinventó a la banca y sobretodo al crédito.

Cuando a una empresa extranjera se le permite operar en México, siempre resulta ser una de esas que operan en todo el mundo extrayendo riquezas de países ricos en materias primas o de paisajes paradisíacos, ricos suelos para plantaciones rentables, bosques con ricas y abundantes maderas tropicales. Así pues que viene a México a sabiendas que tienen manos abiertas para atracar, por lo que incluso los bancos locales no dudan en darles a crédito todo el dinero que necesiten para su propósito ya que los  bancos se quedarán con los réditos, así pues que sin traer un quinto de dinero desde sus lugares de origen se llevan todas las riquezas y nos dejan nada más que daño y pobreza en abundancia. ¿Los réditos?, pues se pagan con las ganancias de aquí o sea como el dicho: “del mismo cuero salen las correas”.

Ya sé, todos preguntaran: ¿por qué no lo hacen las empresas mexicanas?. Principalmente porque no sería inversión extranjera, además los gobernantes son empleados de las de fuera y es a ellas a quienes les dan las concesiones. Recuerden que el argumento de inversión extranjera sólo es el gancho para que la población tenga material para discutir intentando convencerse o convencer de lo correcto de la acción, principalmente los políticos incondicionales.