Foto de Edgar P. Miller |
En estos días salió a la luz una declaración del Secretario de la defensa en cuanto a la salida del ejército de la lucha contra la delincuencia. Se han dicho muchas tonterías por parte de los tres poderes de gobierno, pero para mi sentir esta es de las declaraciones más sensatas, sin embargo debe planearse la continuación para informar cuál sería el plan para disminuir este mal a una línea de vida cómoda.
Desde antes de que se manejara la lucha contra la delincuencia como una guerra, sobretodo contra el tráfico de drogas, mi enfoque en relación a la delincuencia ha sido distinto al que se maneja en las esferas políticas. Pelear contra delincuentes no es solución, hablar de que el tráfico de drogas es un problema de salud suena a una salida mercantil. Desde los años setenta he estudiado la manera en que se quiere evitar la delincuencia; las acciones siempre van hacia adquirir activos buscando dinero, crear instituciones; o sea más burocracia, pero nunca se enfoca en mejorar el camino para que la población aspire a un mejor condición de vida. Si acaso hacen algo para lo social es darle limosnas a los grupos marginados.
Básicamente la delincuencia surge por culpa de dos vectores persistentes:
- La invitación al consumo desproporcionado, promovido por los grandes poderes económicos.
- La carencia de recursos para consumir. De ahí la desesperación de los grupos más débiles económicamente y su disposición para delinquir y la oportunidad de los encumbrados dentro del sistema para corromperse.
Las políticas económicas seguidas por el gobierno mexicano en ningún momento propone que la población mejore, a la población la miran como una masa de consumo, una fuente de riqueza para sus intereses o propósitos, para enriquecer a las empresas que los patrocinan. Así pues que se trata a la población como una unidad que tiene dinero el cual lo quieren para sus empresas, no le interesan los pobres ni sí el dinero proviene de asaltos, robos, secuestros extorsiones, narcotráfico o sí quién lo tiene es esclavizado; de maneras legales que ellos mismo promulgan para obtenerlo, además de manejar el dinero del erario como si fuera el propio de la cartera.
Los recursos naturales que son de todos los mexicanos, se entregan con displicencia a los empresarios de otros países, el ejército, ordenado por su máxima autoridad y en traición flagrante, incluso protege a los explotadores de esos recursos. Se sospecha que estas empresas incluso tienen sus propios ejércitos operando dentro del país.
Así pues para que la delincuencia disminuya, es necesario antes que nada asegurar que todos los mexicanos obtengan el ingreso necesario como lo que marca la constitución(art.123:A:VI), después regular el consumo, principalmente de todos los productos que llegan de fuera del país que ni son indispensable, muchos ni siquiera deberían existir. Educar a las generaciones desde un a perspectiva social menos consumista y más trabajadora, menos limosnera y más emprendedora, ayudándolos en sus trabajos y empresas.
Forjar un crecimiento propio independiente de otros países, principalmente de aquellos voraces que solo buscan llevarse la riqueza sin importarles la sociedad.
Pero desde luego, para que esto suceda primero debemos desplazar de algún modo a los corruptos que gobiernan, que son quienes facilitaron que las cosas hayan llegado a lo que son.
Ahora bien, el ejército le debe a la población muchos años de vida, años de privilegios, sueldo seguros; aunque no siempre han sido los justos, hijos para sus fuerzas, crímenes cometidos por elementos de cuerpo, mas no digamos que fue el ejército sino grupos indisciplinados, y otras que se me olvidan. Pues bien el “Plan DN-I. Diseñado para enfrentar un país o fuerza extranjera enemiga que invadiera el país”, existe.
Aunque ahora, esa fuerza extranjera no es precisamente el ejército de otro país, sino que uno ajeno a este, privado, apátrida, luchando con armas modernas: el cabildeo, el soborno, el engaño, la manipulación y el terror. Que pone y quita gobernantes. Existe invadiendo nuestro país y lo está llevando a la destrucción, adelante Ejército Mexicano, demuestre su lealtad al pueblo al que pertenece. Esperemos que para luchar contra este enemigo sí tengan los estudios necesarios.
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