Desde que existen los vehículos automotores han existido accidentes. Aquí ya han muerto muchos en ellos. Pero dentro de la ciudad eran menos frecuentes.
Resulta que en un periodo de quince días han sucedido dos en los alrededores que vivo, bueno son los dos de los que vi los destrozos.
Resulta que hace como quince días, nos cuenta un chófer de taxi que vio en su espejo retrovisor como se le acercaba una camioneta a una velocidad increíble, temiendo que lo fuera a chocar se orilló y vio como pasaba como en la 500 millas de Indianapolis, en la cuadra siguiente, que es la calle donde vivo, sin disminuir la velocidad y conociendo yo lo estrecha de la calle, digo que imprudentemente dio la vuelta, donde a media cuadra, por el descontrol, se metió entre dos autos estacionados dañando la fascia delantera del de atrás y dejando como acordeón a la pickup de adelante, con la que al golpearla fue a destruir la camioneta quema planeta de mi vecina, quedando el causante estacionado entre los dos autos. Los ocupantes culpables del siniestro se bajaron y huyeron sin pena, probablemente después algunos murieron o probablemente no. Ir al ministerio a preguntar si su curiosidad va más allá.
Comenta la vecina dueña de uno de los autos perjudicados, que aún no localizan a los culpables. Un crimen más sin resolver. Lo normal. Que conste todos los trámites, de licencias, placas, tarjetas de circulación, los justifican bajo este simple propósito: localizar a quien cometa un siniestro.