martes, 12 de diciembre de 2017

Llegar a viejo.

Foto de Edgar P. Miller


Llegar a viejo es el destino del sobreviviente;
sobreviviente de una vida de placeres breves.
Es también el deseo de aquel que teme morir;
sin darse cuenta que morir es el destino de vivir.
La vejez cuando se es joven se mira romántica.
Lejana, propia para gente ajena, extravagante;
Vacaciones, quizás, en un futuro lejano.
A los abuelos los miramos con ternura.
les dirigimos frases de escenografía:
Pura sabiduría hay en su mirada;
sí, la de una calavera que espera morir.
Sin saber el sentir de ellos,
hablamos de la vejez.
Vivir cien años suena magnífico,
vivirlos es un infierno y en él a veces
se prefiere estar en lugar de  morir.
Cuando un viejo sufre, sufre del todo.
No oye consuelos porque está sordo.
Se escuchan los ruidos molestos
pero no las dulces melodías.
No miran sonreír porque están ciegos.
Ven luces y sombra como una pesadilla.
Y hablan poco porque está roncos.
Su garganta reseca molesta, arde;
la tos brota para callarle.
Una caminata relajante sería un martirio;
esas rodillas flexibles de antaño se oxidan.
El dolor de las coyunturas tortura.
Que lindo es estar vivo les dicen sus nietas,
sus jovenes hijas: que hermosa es la vida.
Mientras el viejo se siente olvidado,
apachurrado por una invisible prensa.
Atado en cadenas, esperando el momento.
Se entumen sus manos hasta el sufrimiento.
Drogados sobreviven, muertos vivientes se vuelven.
Su depresión nadie la siente, ellos la sufre en presente.
¡La vida es bella!, dicen sin pena, ¿acaso lo es?
Estando tullido, con dolor crónico, con dientes caídos.
¿Me engaño por miedo a morir?
O estoy ciego de muerte queriendo dejar de vivir.
Vivir del recuerdo recomiendan todos,
Y ya no recuerdo ni lo que comí.
Estoy en la cama y no se si voy a dormir
o ya me estoy levantando.
Un enigma se vuelve la edad.
Entre más vives más cercanos mueren a tu alrededor.
La maldición de vivir muchos años,
es enterrar a todos los que amas.
Los jóvenes, hijos de quién ya ha muerto,
alaban al otro que tiene al anciano pariente:
que bueno que aún  la tienes ahí.
A sus años ya otros han muerto.
Sí claro, aquí la tengo...  ¡para verla sufrir!.

Edgar P. Miller
Diciembre del 2017.







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