domingo, 31 de diciembre de 2017

Otro tipo de amenaza. (Sumando a las existentes.)








Desde que existen los vehículos automotores han existido accidentes. Aquí ya han muerto muchos en ellos. Pero dentro de la ciudad eran menos frecuentes.

Resulta que en un periodo de quince días han sucedido dos en los alrededores que vivo, bueno son los dos de los que vi los destrozos.

Resulta que hace como quince días, nos cuenta un chófer de taxi que vio en su espejo retrovisor como se le acercaba una camioneta a una velocidad increíble, temiendo que lo fuera a chocar se orilló y vio como pasaba como en la 500 millas de Indianapolis, en la cuadra siguiente, que es la calle donde vivo, sin disminuir la velocidad y conociendo yo lo estrecha de la calle, digo que imprudentemente dio la vuelta, donde a media cuadra, por el descontrol, se metió entre dos autos estacionados dañando la fascia delantera del de atrás y dejando como acordeón a la pickup de adelante, con la que al golpearla fue a destruir la camioneta quema planeta de mi vecina, quedando el causante estacionado entre los dos autos. Los ocupantes culpables del siniestro se bajaron y huyeron sin pena, probablemente después algunos murieron o probablemente no. Ir al ministerio a preguntar si su curiosidad va más allá.

Comenta la vecina dueña de uno de los autos perjudicados, que aún no localizan a los culpables. Un crimen más sin resolver. Lo normal. Que conste todos los trámites, de licencias, placas, tarjetas de circulación, los justifican bajo este simple propósito: localizar a quien cometa un siniestro. 




Resulta que hoy temprano salgo a pasear a mi perro y cuando llego a la avenida Lázaro Cárdenas, que al parecer se llama ahora Primer Congreso de Anáhuac; se dice que se lo cambiaron porque sentían urticaria del socialismo de Cárdenas. a la altura de la tienda de pizzas; esa de logo azul y blanco. Me di cuenta que están tirados por toda la banqueta los cables telefónicos, el poste que los sostenía como en tres pedazos regado por el piso, igual los árboles, palmeras y demás plantas de la jardineras de la banqueta; increíble, una enorme piedra, de al menos trescientos quilos, de esas que pusieron de ornato, tirada a unos dos metros de la banqueta sobre la calle. Los pedazos del vehículo por todas partes, no miré sangre ni restos humanos, ni el vehículo que ocasionó el daño, tal vez por el golpe se disipó con todo y ocupantes, o ya se habían pelado ellos; o el vehículo fue arrastrado al corralón y al bote sus ocupantes, aceite regado en la calle supongo que el carter piró.

En ambos, quizás por ser en altas horas de la noche no arrastró con vidas inocentes. 



El peligro en Chilpancingo cada día tiene nuevas facetas o se intensifican las ya existentes.

Probablemente, dado el gran optimismo que impera al final del año, esto es peccata minuta que quedará como anécdota del 2017.

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