jueves, 5 de enero de 2017

Los platos rotos.


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Foto de Edgar P. Miller


Ya tiene tres años que se aprobaron las reformas “estructurales”, desde que se propusieron han habido quienes protestan y quienes han explicado lo terribles que serían y lo que son ahora.
Pero mucho antes ya se había desatado una guerra en contra de la tranquilidad de la población con el argumento del narcotráfico, y hace dos años la seguridad  hizo crisis con la desaparición en tan sólo una noche de los 43 estudiantes de Ayotzinapa y el asesinato de un jugador de futbol de los avispones al igual que el chofer y una señora. Para nadie es desconocido la cantidad enorme de asesinatos de ciudadanos y violaciones efectuadas a la vida libre de las personas.
Pero cuando empezó todo eso eran menos quienes salieron a las calles a luchar en contra de lo que a todas luces son injusticias, abusos de autoridades corruptas que únicamente actúan para satisfacer sus intereses. Incluso muchos entonces al contrario reclamaban en contra de los bloqueos y plantones que algunos hacían; principalmente automovilistas molestos.
Sin embargo, no se si por descuido en sus acciones voraces y desmedidas que no tienen tope por su avaricia, ahora se fueron a la yugular del sector menos indicado; sobre el adicto al automóvil: no te metas con mi cucu fue la inmediata  respuesta y al parecer estas personas no tienen la menor intención de soportar que les quiten su principal propósito de vida: circular orondo en su vehículo consumidor de combustibles fósiles, sin importarles la persistencia de los humanos en este planeta, ellos sólo quieren seguir tranquilamente en su nube de confort.
Y me refería al hecho de que esto del aumento a la gasolina fue un desliz de los gobernantes; o tal vez no, probablemente es un acto bien preparado con una frialdad perversa. Al menos desde que se anunció que la gasolina subiría, cosa que sucede desde que yo tengo memoria, al menos una vez al año, nunca antes se publicitó tanto y con tan dirigida intención.
Los enterados saben que el uso de combustibles fósiles ya es en estos momentos un estigma para las sociedades consumistas, es el principal productor de gases invernaderos y defender su consumo es obviamente un acto criminal, así que luchar en favor del uso indiscriminado de la gasolina, además hacerlo con un ímpetu mayor al de luchar por un país seguro, uno con libertades para trabajar sin el peligro de ser víctima de los bandoleros, luchar con un interés mayor al de exigir justicia para los miles de asesinados y desaparecidos, luchar así a favor de algo que puede destruirnos nos lleva a convertirnos en lo mismo que son esos que controlan la economía del país para su beneficio.

Y luchar se vale por lo que uno cree. Se debe combatir y yo en lo particular me uno a su enfado. Pero considero que se debe estructurar la lucha y enfocarla de manera diferente al de pedir mejor precio para un combustible que ya no debería usarse. Debemos exigir cambios verdaderos, para que aquello para lo que nos sirve ese combustible podamos hacerlo de mejor manera y a bajo costo. Pero sobretodo hacerlo con seguridad y para engrandecer a la sociedad y no como un acto de despilfarro por vanidad.

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