Foto de Edgar P. Miller |
Parado en una avenida, una de esas como cualquiera de cualquier ciudad, un hombre de edad media camina tranquilo paseando a su can. Al querer cruzar la calle un auto imprudentemente atropella a los dos. Una rueda pasa sobre el pequeño perro y lo destripa mientras el hombre sale despedido a unos metros, golpeándose la cabeza, con los huesos rotos. La multitud que esperaba en la esquina se abalanza sobre el cafre, queriéndole linchar argumentando la crueldad con que atropelló a la mascota. Mientras el hombre derribado se quejaba agonizante; una dama elegante voltea a mirarlo y le reclama: ¡por su culpa han matado al pobre perro!.
Este es el mundo en que vivimos.
Personajes y hechos son ficticios cualquier parecido a la realidad sería pura casualidad.
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