lunes, 2 de abril de 2018

Domingo de Resurrección​.



Ya era la noche de un Domingo de Resurrección​. Yo me encontraba sentado frente al computador en mi biblioteca cuya ventana da a la calle.

Taz, taz, taz… luego siguió un silencio de tumba .

¡Balazos!, pienso luego me tiro al suelo y al igual que todos los de la casa aplicamos el plan A; o sea, armarnos todos y ponernos en resguardo. Momentos de tensión, el reloj se mueve con lentitud, ya es horario de verano, el terror aumenta al darnos cuenta de eso también, peor aún de que ya terminó la semana santa, aparte tener que dormir ese último día con la tensión de la incertidumbre de que sí sigue la guerra del narco o ya inició la revolución del tigre.

Armado con mi piedra bola en la mano, como prehistórico homus sapiens, me muevo hacia la planta alta; sin prender la luz me acerco a rastras hasta la ventana, poco a poco hago a un lado la cortina para poder mirar, miro y logro ver a mi vecino de enfrente en su balcón; ¿está disparando? me pregunto, luego miro que no tiene arma, después, algo tranquilo, me asomo más se oyen palabras que no logro entender emitidas por una mujer en la calle, después mi vecino le indica con su brazo hacia el oriente, la mujer acelera el paso para aquel lugar, mientra eso sucede pasan lentamente autos por la arteria.

Los autos en la calle inician a embotellarse, miro hacia el lugar para donde se fue la dama y veo venir a una camioneta, con personas en la caja, de reversa que detiene el paso a los demás vehículos, algunos en la cuadra anterior se dan vuelta; otros, encabronados, le pitan con el claxon, otro se meten entre la camioneta y el pequeño espacio que deja el que viene bloqueando la calle; fue un pequeño auto oscuro, como tratando de huir. Las oficinas del ministerio público, que están en la esquina: se ve cerrado a piedra y lodo; ellos bien saben que el miedo no anda en burro.

Regreso con la familia donde mi hijo; armado con su resortera, su piel de un tono blanco marfil y la de mi esposa como cera fina, parada ella con su pesado sartén en la mano, ambos preguntan al unísono: ¿que sucede?

No sé, les contesto pero parece ser que fue en la avenida Miguel Alemán, por esta vez estamos a salvo.

Me meto a la red; si ya en Chilpancingo el chisme antes corría de prisa, ahora con la red, la luz se queda corta. Ya mi ex vecino, Arturo Mundo Catalán posteó en su muro de Facebook: “Sin mayores datos por el momento… Un masculino no identificado, fue asesinado a tiros sobre la avenida Alemán casi esquina con calle Adrián Castrejón de la colonia Cuauhtémoc Sur, área céntrica de Chilpancingo, Guerrero, México, esta noche del domingo 1 de abril de 2018… La autoridad una vez notificada inicia la carpeta de investigación correspondiente... Reporte de: Rommel Ross Lezama”...


Ya es lunes en la mañana salgo al recorrido rutinario con mi perro. En ese trayecto ya son tres los muertos que se levantan en menos de un año, se dice que dos los tiraron pero de este último seguro lo ejecutaron ahí. Nada de daño colateral fueron por él y lo ejecutaron. Considero que no sabremos más sobre de él, pasará, como muchos, a las estadísticas de estos gobiernos inútiles, un estado que no existe, que sólo aparece en el mapa porque considero que cuesta bastante cambiar la configuración del mismo. Para la población pasará como un tema de conversación que únicamente servirá para incrementar el miedo, que al parecer es parte del propósito. Para otros será tema de artículos, cuentos, novelas y guiones de series de Netflix; desde luego todo eso para hacer más amena la vida dentro del infierno. Para el gobierno quizás salvo que ellos lo aclaren: misión cumplida.

La escena del crimen ahí abandonada, no estaba perimetrada, lo que indica la rapidez con que trabajan los investigadores; o sea, en el transcurso de la madrugada hicieron el levantamiento necesario para la dichosa carpeta de investigación, la gran mancha de sangre nos grita que la víctima no murió al instante que su corazón siguió bombeando líquido hemático por un momento. El noticiero de la radio local nos informa que el difunto, antes de serlo, había salido del ministerio público después de haber denunciado algo, por lo que el anunciador de la radio sospecha fue una venganza, Pero no menciona su nombre, sigue como desconocido ante los medios, ¿debió ser una denuncia anónima?. Pero que desde luego llegó al conocimiento de quienes se incomodaron y liquidaron al denunciante.

Ya se sabrá después, o pasará como cientos de estos asesinatos que día con día se vuelven parte del tejido social. En la red; al menos donde vi el primer detalle del crimen, se dedican a discutir la parte innecesaria; lo fútil, nadie quiere enfrentar la realidad; discutir a fondo la situación es tabú, preferible salirse por la tangente: acusan al muerto de ensuciar con sangre el lugar, luego al dueño de la casa por no limpiar, de que la gente quiere que el gobierno haga todo y las acostumbradas quejas sobre la inutilidad del gobierno para todo lo que le corresponde.

¿Habrá justicia, se esclarecerá el crimen, irán a la cárcel todos los culpables, se planearon estrategias de inteligencia para reducir este mal? Esperemos, desde luego después de que terminen de rezarle al sagrado corazón: el munícipe, el secretario de gobierno, el fiscal general o el gober, nos den la sorpresa.


“Y un cielo impasible despliega su curva.”


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