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| Foto de @Edgar p Miller. |
La creación de la Productora Nacional de Semillas (PRONASE), en 1960, tenía el propósito de que el Estado interviniera directamente en la producción, distribución y comercio de semillas. Su existencia, al igual que otras empresas estatales, respondía a un modelo de desarrollo que buscaba fortalecer al sector primario de la economía proveyendo los insumos que asegurará la producción agropecuaria de México.(1)
Pues les platicaré algo al respecto, un funcionario del gobierno responsable de aplicar un programa de pruebas de semillas híbridas, me platicó lo siguiente, que sucedió en Guerrero: — Existía renuencia por parte de los agricultores de utilizar las semillas híbridas de PRONASE, así que para convencerlos se prepararon lotes comparativos entre la semilla híbrida y la criolla, obtenida por los propios agricultores, que decían era la mejor. Ya preparados los lotes; y una vez sembrados, se esperó hasta levantar la cosecha, cuál no sería mi sorpresa, al comprobar que la semilla criolla daba mejor cosecha que la híbrida; y por mucho. Cosa que le mostré a mis superiores; quienes sin la mínima vergüenza, me ordenaron que buscara otra manera de convencer a los agricultores para utilizar la híbrida, porque era lo que el Sr. presidente deseaba.
Así fue que utilizando argucias actualmente de sobra conocidas, lograron que el campo mexicano dependiera de los híbridos para su siembra, se había logrado con esto crear la dependencia principal del agricultor al gobierno: la semilla.
La corrupción oficial es de sobra conocida ahora, así pues que el último golpe lo dio el sátrapa de Fox, de la siguiente manera:
El día cuatro de diciembre de 2002 el Presidente Vicente Fox Quesada envió al H. Congreso de la Unión una propuesta para la desaparición del organismo descentralizado Productora Nacional de Semillas (PRONASE), con el pretexto de malos manejos y acumulación de pasivos.(2)
Ahora los agricultores dependían de las corporaciones propietarias de los híbridos para sembrar. Semillas caras y escasas; o la opción de arrodillarse al clientelismo para que se las obsequiaran los del gobierno, quienes las compraban haciendo jugosos negocios.
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