jueves, 8 de agosto de 2019

Nos lleva el tren.

Foto de @edgarPMiller

Una condiciones del que piensa es que también es falible, hasta las personas más experimentadas e inteligentes llegan a cometer errores terribles, y para muestra les diré dos:

En una ocasión envió la NASA una sonda a marte para obtener algunas pruebas del suelo, después de meses de esperar el aterrizaje, la sonda se estrelló, posteriormente se supo que fue por un error en la programación, donde se efectuó mal el cálculo de conversión del sistema inglés al métrico decimal.

Otro caso, incluso trágico fue el descontrol de la planta nuclear Chernobyl. En donde una cadena de errores ocasionó una catástrofe.

Desgraciadamente el progreso al igual que la evolución son el resultado de errores y aciertos durante las pruebas, así es como se va acercando a la perfección, los cambios son los que permiten probar diferentes cosas para obtener otros resultados, los que pueden en último caso ser buenos o malos.

La democracia funciona muy parecido.

El gobierno actual desde que entró anunció una transformación, apostó por ella y aunque puede parecer soberbia la anunciación de cuarta transformación, este es un anuncio arriesgado pero válido.

En los tres gobiernos anteriores las críticas a esos gobierno fueron básicamente en las redes y por algunos medios ajenos a la subordinación del gobernante, de ahí que se puede decir que quienes se burlaban o criticaban mal al gobernante lo hacían sin mostrar un interés mercantil para su beneficio, tal vez lo hacían para advertir a los demás del mal que nos hacían esos gobiernos; que a la larga fue lo que demostraron con sus acciones.

Ahora la crítica surge de mal manera, primero porque quienes lo hacen se sabe fueron consentidos del sistema anterior; en las redes los desplazados en el gobierno son los antagónicos, así pues que sus críticas se vuelven sospechosas aún en el mejor de los casos de que sean acertadas.

Lo más absurdo son las críticas de los supuestos intelectuales que lo hacen al vapor sin fundamentarse, como deberían los individuos de la capacidad que presumen tienen, sin embargo dicen cualquier cosa considerando que será aceptada tan solo porque es él quien lo hace.

Así pues, considero que la crítica en lo general, al gobierno actual, está mal orientada, la mejor crítica casualmente surge de los personajes que de una u otra manera están o estuvieron con la transformación en México.

Nada que no esté con la desaparición de los cambios efectuados por los neoliberales puede ser bien vista. No se puede criticar prefiriendo la corrupción, el despilfarro y la fuga de los capitales otorgados indebidamente a corporaciones extranjeras. No se puede aceptar que en México no existe fuerza humana para realizar los cambios, Ni debemos, me incluyo, permitir que los antagónicos acepten que fuimos bien gobernados por los cinco gobiernos anteriores porque es una gran mentira.

Debe haber reformas sí, la educativa: educar, no para ser empleados sino para resolver los grandes problemas de la nación. No se puede gastar los recursos de la nación en educar individuos que se irán a dar valor agregado a empresas de otro lugar, que no opere para el beneficio de México, o se fuguen a otro país, pretextando no tener espacio profesional en México. Por eso se debe estructurar la educación para resolver los problemas de México, para que los profesionales mexicanos tengan espacio donde ejercer.

Permitir regresar a como estábamos es esperar a que nos lleve el tren, y no va ser el Maya.

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