Foto #edgarp.miller |
En mis investigaciones he notado que cuando un crimen genera una estela de beneficios económicos lo más probable es que pocos estén interesados en terminar con él; y si muchos interesados en que continúe, ya que indirectamente son beneficiados.
El asunto empieza a mirarse así desde el momento en que se inicia a juntar el material para la investigación. Aquella información que no generan ganancias inmediatamente los encuentra uno como información gratuita y muy disponible; a diferencia de cuando el problema se convierte en comercio, entonces lo investigado, sobretodo lo que uno recibe como recomendación para el estudio del tema, cuesta y caro.
Así pues que ahora me dio por saber a consciencia sobre el feminicidio, con tristeza me encuentro que este grave problema ya se hizo negocio. Lo peor es que quienes escriben sobre el tema y venden su investigación son mujeres, las probables víctimas del mal.
Las mujeres entre los 15 y los 44 años tienen una mayor probabilidad de ser mutiladas o asesinadas por hombres que de morir de cáncer, malaria, accidentes de tráfico o guerra combinados.34
De acuerdo al Centro de Ginebra para el Control Democrático de las Fuerzas Armadas (DCAF) entre 113 y 200 millones de mujeres desaparecen demográficamente.34
Aunque el estudio y los movimientos en contra del feminicidio surgen a partir de la década de los noventa con las muertas de Juárez, la acción sucede desde mucho antes en el mundo. Se puede afirmar que existe desde que nació el patriarcado. [1]
La Organización de naciones Unidas lo tomó en consideración hasta el 2015.
Desde la antigüedad existen homicidios de mujeres encubiertos por maneras diferentes de decir lo que ahora es un feminicidio. Un caso es el crimen de honor[2], que aún en algunos países musulmanes se sigue aplicando. Aunque lo cubren con la etiqueta de crimen de honor, básicamente son mujeres las muertas y por causas de querer ellas ser libres como los hombres. Durante la edad media matar mujeres acusadas de brujas fue una práctica común; claro, entonces fue por cuestiones religiosas y en nombre de Dios, pero las víctimas principalmente eran mujeres, Aún sucede en Tanzania en la actualidad. [3]
Aquí una definición de ese tipo de crimen:
Femicidio y feminicidio. Aunque muchos utilizan ambas palabras para lo mismo estrictamente hablando no lo son.
Femicidio es una connotación como parricidio, suicidio, homicidio, etc. O sea, que para determinar que la asesinada fue mujer sería femicidio, padres con parricidio, a uno mismo con suicidio y a un humano con homicidio.
Feminicidio sin embargo se utiliza para determinar que las asesinadas además de ser mujeres, el acto se hizo por odio al género, por un hombre y que al estado no le importa ni le preocupa el problema. La legislación de cada país agrega o quita elementos para tipificar el delito.
¿Dónde surge el mal? ¿Por qué el odio?
Los humanos a diferencia de las demás especies del planeta tienen pensamientos complejos, abandonaron su cualidad de animales y en su comportamiento la cultura influyen de gran manera[4]; o sea, los conocimientos adquiridos durante la existencia del homo sapiens[5].
Así pues que si se le tratara como un simple animal de reproducción sexual se podría llegar a la conclusión que el sometimiento femenino y el dominio masculino son tendencias necesarias para la reproducción y la permanecía de la especie en el planeta. Pero suena mal, ya que estamos influenciados por nuestros razonamientos y la influencia del comportamiento humano en la historia del mismo. Sin considerar aún la multitud de conclusiones filosóficas que existen a la relación de pareja y de genero.
Así que al parecer los humanos están encajonados en un caos intelectual, existencial, donde cada quien busca su beneficio, sin mirar a los demás ni mucho menos considerar que es un ente social que debe su existencia al grupo. Se crean normas, leyes o regulaciones en función de deseos de poder o de ambición donde no les importa que les suceda a los demás. Y en todo este caos la peor parte la llevan las mujeres.
Y como es la mujer quien finalmente muere en el feminicidio, después de sufrir; y es a consecuencia de un hombre; o como algunas autoras también argumentan, es un hombre quien hace victima a otro género. Puede mirarse al hombre como la causa del problema. Pero sería simplista la conclusión y la solución; sería autodestructiva, ya que para terminar con los feminicidios eliminarlos del contexto humano sería la solución. Pero es obvio que no se desea eso. Y espero que no sea condición natural que el hombre sea feminicida por nacimiento, que tenga una bomba de tiempo dentro y que bajo ciertas circunstancias se dispare el mal[6]. Esto último sería terrible. Aquí quedaría investigar si todos tienen el gen y que lo dispara. Y si se puede inhibir el disparo. [7]
La mujer tiene un papel importante en el asunto, aparte de ser una de las víctimas. Si tomáramos en cuenta que la culpa del comportamiento criminal del hombre es aprendido[8]; entonces la madre, como principal instructora de él, debería ser culpable del resultado. Pero debe ser muy bien estudiada esta parte. Porque podría suceder que en la mente de una madre esté un feminicida, al parecer ella mujer podría no serlo, sino que realmente podría ser un hombre en cuerpo de mujer. Lo que complica más el problema, en cuanto a resolver la influencia de la educación en el acto criminal. Igual la condición socioeconómica de la madre podría afectar en la educación de sus hijos.
Si el feminicida se hace de acuerdo a la influencia de su educación ya sea propiciada en casa, escuela, medios o relaciones sociales, el problema es mucho más complicado. Se tendría que crear un tipo de educación; que sin cuartar las libertades, evitara la influencia negativa a las personas. Quisiera verlo.
En gran parte, la sociedad y el sistema económico tiene la principal responsabilidad, ya que el mal se inicia por cuestiones económicas como mencioné en un principio. El control del poder, la prostitución y todo negocio donde conviene someter a la mujer como mercancía para obtener dinero, donde en ocasiones ella misma acepta ser victima por necesidad.
Si a la economía directa generada por la explotación de la mujer le agregamos aquella generada por las políticas de género, por las que se crean especialidades, obligando a las universidades ofrecer estudios del problema, cobrando por enseñar carreras y postgrados. Los libros sobre el asunto, las instituciones para ese fin que contratan gente para ello, entonces el asunto se convierte en un gran negocio en donde los beneficiados no desean que el problema termine. Incluso se hace cabildeo para generar reglamentos que obligan a particulares empleadores a tener especialistas en sus empresas para controlar el problema en su base trabajadora.
Uno de los grandes problemas del feminicidio es que se utiliza el término odio para definirlo, el odio es algo intangible. No tiene una explicación científica. Se explica a partir de la filosofía y de la psicología y se sabe que quien odia muestra alteraciones neurológicas. Incluso se utiliza en cuestiones jurídicas para tipificar un delito: “crimen de odio”. ¿Así pues como curarlo? Hay quienes incluso aseguran que es parte natural de nuestro arsenal defensivo.
Dicen que odio es lo contrario del amor, pues entonces AMLO va por buen camino porque dice que su política es dar amor[9]. Pero no sabemos a ciencia cierta si es el camino correcto.
[1] The politics of women killing; Jill Radford
and Diana E.H. Russell
[2] http://www.gloobal.net/iepala/gloobal/fichas/ficha.php?entidad=Textos&id=439
[3]
https://elpais.com/elpais/2017/10/19/planeta_futuro/1508428553_320831.html
[4] Los conjuntos de saberes, creencias y pautas
de conducta de un grupo social, incluyendo los medios materiales que usan sus
miembros para comunicarse entre sí y resolver necesidades de todo tipo.
[5] https://es.wikipedia.org/wiki/Homo_sapiens
[8] Probar o
dar referencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario