Se volvió meme la estrategia de la edil Oti, en los comentarios de las redes, cuando alguien se queja de una carencia en el municipio, inmediatamente le proponen: ve con la presidente para que te haga una fiesta.
Y parece broma, pero en un pueblo que es festivo en exageración, hacer fiestas encaja en las argucias de los políticos, al fin de cuentas ellos están más preocupados en su carrera política que en los problemas del lugar.
El inconveniente reside en que este municipio sufre de carencias ancestrales y por todo ese tiempo se ha dicho lo precario que es su ingreso. Cada año aumenta, pero sigue siendo precario. Igual la población. Pero una fiesta los hace sentir que su precariedad desaparece y son fifís.
El viernes 21 de abril programaron los del ayuntamiento un festival, fiesta o evento cívico en la plaza central, el atractivo, al menos para mí fue la Sinfónica de Acapulco; que ahora al parecer le quieren llamar del Estado de Guerrero.
Así que me hice el propósito de ir y lo cumplí.
Nunca, en las ocasiones que acudí a la plaza en donde había asistido la sinfónica, me tocó que pusieran estrado para ella y asientos para las personas que acudieron, hoy incluso quedaron bastantes vacíos.
Unos días antes del evento había renunciado a la dirección de la orquesta quien lo hacía desde que se fundó, pero nada es perpetuo y las personas envejecen y la vejez trae afectaciones en las capacidades. Así que tarde o temprano esto tenía que suceder. El actual director tiene su propia manera de hacer las cosas; y como el anterior, con el tiempo se va a ir haciendo de sus seguidores.
Pero no era la Sinfónica la que ocuparía todo el espectáculo también habría un tenor David Páez[1] y dos grupos de danza regional: Danza en el Viento y Corazón de jaguar.
Y aquí en este momento en que se presentan sale a relucir la precariedad, no se si decir que fue precariedad económica o de la organización del evento.
Pusieron un estrado que no fue precisamente algo económico, tal vez alquilado. Pero no consideraron los tiempos de actuación de cada elemento del programa, así pues, que la sinfónica llegó y se adueñó del estrado a pesar de que no sería la primera del programa, lo que hizo que los grupos de danza efectuaran su presentación a ras de piso, tal vez para que fueran de exclusividad para los sentados en primera fila. Pero considero que fue mala organización, se hubieran lucido más sobre el estrado, yo en lo particular me sentí decepcionado porque me gusta esto de que regresen los grupos de danza folclórica a los eventos en la plaza. Ellos muy profesionales hicieron bien su papel.
La Sinfónica me pareció acartonada tocando lo acostumbrado, con la única novedad de que el tenor pidió cantar con ellos unas canciones y se lo permitieron. La presentación del tenor fue programada al final, por cierto, que ya no me quedé, era después de las 10, a los viejitos en la intemperie y de noche, como dicen por ahí: nos puede pegar el sereno.
Los del audiovisual y el sonido realmente pésimos, el desconocimiento de lo que decía la maestra de ceremonias; quien tenía el micrófono, dijo: que donde está el edificio de la Secretaría de Cultura fue casa de Nicolas Bravo, pues no, su casa estaba en la plaza donde estaban los asientos del público. Pero así es lo precario. Si los dineros de la comuna no alcanzan para lo básico como es el abasto del agua, menos habrá para hacer fiestas de altura.
El tenor muy bien, en los momentos que cantó con la sinfónica. Dentro de sus capacidades desde luego, tiene su fama, entusiasta y con una voz muy intensa. No quiso experimentar y apostó a las canciones populares.
Pero el público no canta mal las rancheras, empezando con las vestimentas, la edil se disfrazó de Josefa Ortiz de Domínguez con eso de que era entrega de premios de los Hermanos Bravo, pues una vestimenta adecuada a la época de la independencia pareció lo mejor a su consejero de estilo. Pero al igual todas las demás copetonas de las primeras filas.
Lo peor de todo es que al parecer, pocos estaban interesados en el espectáculo, mientras la sinfónica tocaba sus mejores notas el público contaba chistes; se escuchaban sonoras carcajadas. Mientras otros se la pasaban comiendo como si fuera banquete en lugar de concierto, y los cueteros soltando sus mejores truenos.
Pero debo entender, te lo digo Edgar para que lo entiendas Pedro, que en Chilpancingo el comer es la única diversión que prospera.
No hubo lleno, tal vez la Banda el Recodo si hubiera llenado y yo no ido, pero bueno tal vez si hacen conciertos más seguidos y mejor organizados la población mejore sus preferencias; o haga una revolución para que regrese Raúl Velasco.
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