jueves, 13 de abril de 2023

EL CLAVADO.

 



No recuerdo el porqué, ni la hora, ni de donde veníamos; porque siempre andábamos juntos, éramos: Juan, Jaime y yo. Lo que recuerdo es que llegamos a la alberca del casino de la Universidad Autónoma de Guerrero: aquella alberca que se encontraba en la avenida Juárez, a un lado de las canchas de básquetbol de la Universidad y que en un tiempo se llamo Apolonio Castillo, en honor aquel celebre nadador Mexicano; desde luego guerrerense. La alberca se encontraba entre las canchas, como dije, separada por una barda de celosía de cemento y del otro lado se encontraba un edificio que primero fue casino y restaurante, después comedor universitario y ahora no se. En esa época era un tipo de fuente de soda, donde había sinfonola con música moderna y servían refrescos y bocadillos. La construcción era de un piso, en la planta baja se encontraban los vestidores y las regaderas y en el primer piso la fuente de sodas. En la azotea del lado que da a la alberca se podía ver una construcción donde reposaba el enorme tinaco que abastecía de agua los baños.

Una vez desnudos con nuestro short, ya que traje de baño era mucho pedir debido a la época en la que todo era informal, nos metimos a la alberca a nadar, luego de un rato, no recuerdo a quien se le ocurrió el reto de aventarnos desde la azotea a la alberca. Dado que éramos jóvenes, entre quince y diecisiete años, nos pareció chingón. Para arriba nos fuimos, ya en la azotea, al primero en aventarse se le ocurrió, para mayor reto, hacerlo desde el tinaco o sea un poco más alto como dos metros más, aun esto era posible por que el tinaco estaba del lado hondo de la alberca, debo aclarar que el edificio estaba separado de la orilla de la alberca por lo menos unos dos metros y que el tinaco al menos unos cincuenta centímetros más. Con toda esta dificultad, sube Jaime al tinaco y dando un brinco se avienta, pies primero, a la alberca donde cae unos segundos después al agua; hecho esto, ya ninguno de los otros dos que quedábamos podíamos rajarnos, por lo que sube Juan imitando a Jaime y con el mismo estilo va para abajo con éxito, a rajarse a su tierra como decía mi suegra, y ahí voy para arriba del tinaco, ya estando yo arriba mirando el agua de la alberca juntito al edifico, escuchando a Jim Morrison,1 tocando “Light My Fire2 en la sinfonola; además, yo queriendo ser más cabrón, me dejo caer de cabeza sólo que al ir cayendo cada vez veía el agua más lejos y más cerca la banqueta, no se sí sirvió de algo, o fue el aire o fue justo el impulso pero me moví como queriendo volar hacia el agua logrando entrar justo por la orilla de la alberca. Aun recuerdo el roce de la pared con mi abdomen al ir entrando al agua; pínches locos “come on baby ligth my fire”, que bueno que podemos contarlo.

Unos meses después, otro quiso hacer lo mismo, pero no con tanta suerte ya que quedo embarrado en la banqueta... En Paz descanse. No recuerdo su nombre, pero se que era alguien conocido por todos nosotros.

1  Morrison, Jim (1943-1971), poeta, actor y cantante estadounidense. La muerte de Morrison, objeto de controversias sin fin, acaece según dictamina el acto oficial de fallecimiento, un 3 de julio de 1971, cuando su cuerpo es hallado sin vida en la bañera de su apartamento parisino. No obstante, existen testimonios que afirman que llevaba muerto varios días, y no faltan tampoco las declaraciones que, recalcando el descuido con que las autoridades cumplimentaron los trámites legales, aseguran que el fallecido no era Morrison y, por tanto, el poeta vive aún. Enciclopedia Microsoft® Encarta® 98 © 1993-1997 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.

2 'Light My Fire' se sitúan en el número uno en las listas de melodías comerciales en 1967 cantada con “The doors”.

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