Me preparé para partir, caminé desde El Rancho hacia el edificio del ayuntamiento en la plaza central. Llegue temprano y como es costumbre en el pueblo este que le llaman ciudad aún no empezaba nada, llegue cinco minutos tarde, entre al edificio y me iba a dirigir a la sala donde supuestamente sería el asunto pero para mi sorpresa la planta baja del edificio estaba abarrotada de individuos de todos los géneros, el bullicio de la conversaciones parecía panal de abejas y el paso era casi imposible a la sala de la exposición, al parecer la plática de inauguración; o el evento previo a esa realización se haría en la antesala.
No soporto las multitudes, di una mirada global para ver si alguien conocido estaba con quien arrimarme a charlar, pero me sentí invisible para la multitud, aún a quienes reconocí estaban tan metidos en su charla que parecía que estuvieran viendo reeles en su móviles. No quise perturbar charlas tan interesantes, opté por salir y volver en otra ocasión a mirar la exposición. Al final de cuentas ese fue el objetivo, no tengo vocación de borrego.
Gracias por la invitación.
Aún no he podido apreciar la exposición, primero por lo mencionado, luego la huelga y ahora otros objetivos. Lo bueno es que dura hasta marzo.
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