martes, 23 de abril de 2013

El procesador.


De manera fantasiosa, me puse a pensar que quizás los primeros humanos en la tierra supieron como funcionaba el cerebro y de momento a momento le sacaban el mejor provecho, esto sucedió hasta que la manera de usarlo fue tan autónoma que dejó de interesar al humano su funcionamiento, enfocando su interés más en los logros de ese artefacto.
Ahora, o sea en estos tiempos, algunos se han puesto hacer ingeniería inversa[1] del cerebro para entenderlo y posteriormente imitarlo en la fabricación de nuevas herramientas.
En los alrededores de los años cincuenta iniciaron a diseñarse los procesadores electrónicos, pero fue hasta los ochenta cuando estos empezaron a llegar a la población en general como mercancía, ahora al parecer ya son muchos, si es que no se puede decir que todos, quienes cargan en su mano una computadora, en este momento ya le nombran diferente, y esto de cambiarles el nombre a sido caprichoso y continuo. A las primeras les decían calculadoras, computadoras u ordenadores, después microcomputadoras y PC ahora son laptops, palms, tablets, moviles, etc. Pero todas incluso la mayoría de los aparatos electrónicos contienen en su interior un procesador electrónico, el procesador es la parte cerebral de las computadoras.

Recuerdo mis primeros pasos en relación al conocimiento de este gran personaje, que vive en casa de todos. Cuando lo estudié era casi obligatorio saber su funcionamiento; sobretodo, si querías sacar provecho de él en cuanto a la programación de las computadora, este conocimiento se fue perdiendo para los nuevos programadores; y por lo que sé, nunca llegó a los usuarios. Ahora son un puñado de personas las que se interesan por conocerlo bien para hacer aplicaciones en la red, la cual es un enorme computador con miles de cerebros (procesadores) interactuando.
Dentro de no mucho tiempo; porque, poco a poco se va llegando al limite en el tamaño del procesador, saber como funciona uno de ellos será cosa del pasado, las plantas de producción de los mismos serán automatizadas y los engendrarán sin la necesidad de que alguien sepa como funcionan; quienes los compren, solamente sabrán como utilizarlos en los equipos nuevos que construyan, con solo saber sus especificaciones.
Quizás, después de miles de años algún humano empiece hacer tecnología inversa o investigación histórica para comprender el fascinante mundo de su funcionamiento; o probablemente sea un procesador sabio quien se interese por saber como funciona su cerebro. Por lo pronto sigámonos haciendo brutos frente al tablet[2], al parecer el sustituto de la televisión.

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