Pintura del autor. |
Diciembre es el mes que por tradición se presta a la degustación de alimentos, hasta en las familias más humildes intentan al menos un día probar algo especial o mejor a lo acostumbrado; así pues, a partir de esto se fueron elaborando platillos que se volvieron tradicionales.
Lo anterior desde luego tiene su preámbulo, se necesita el capital para la adquisición de las viandas y el tiempo para comprarlas o recolectarlas. Esto último ocasionado por lo primero, me puso a reflexionar sobre lo que he comido en mi larga vida y cómo se ha ido demeritando la calidad o pureza de lo que nos llena la panza.
Cuando joven la ciencia era vista como algo que nos daba mejores cosas, calidad y más alimentos con beneficios para la salud, una vida confortable y lindos entretenimientos, no se en que momento esto cambió para ahora darnos cuenta que la ciencia empezó a ser una amenaza para todo; claro está con la complicidad de gobernantes voraces.
Miren, les diré algo de lo que al menos yo observo en lo que comemos y bebemos. Con el tiempo uno trata de buscar la mejor bebida para brindar en las fiestas. Así fue que, leyendo sobre ellas, preguntando a los conocedores y catando, uno empieza a buscar lo mejor, todo esto sería válido si el mundo fuera de personas correctas, pero no, el mundo ahora se ha identificado por tener un montón de individuos que lo que más buscan es riqueza a como dé lugar, lo que nos lleva a desconfiar de todos. Hace unos cuarenta años atraparon a un individuo, aquí en México(el país); que se dedicaba a falsificar bebidas alcohólicas importadas; entonces no existía el libre comercio entre los países, este señor tenía como clientes principalmente a los bares, así que después de atraparlo se hizo una redada para controlar las bebidas en los bares; cosa que después se prolongó a las bebidas no embotelladas artesanales; esto último debido a que entonces sucedieron algunos casos de intoxicación en fiestas donde consumieron bebidas adulteradas de este tipo. Lo importante de este recuerdo es que argumentaban algunos dueños de bares que las bebidas falsificadas tenían mejor sabor que las originales de importación.
Aquí podríamos hacer una pausa para reflexionar y poder decir que tal vez el sabor no sea la mejor manera de definir la calidad o que lo que llegaba de importación a lo mejor no era de la mejor calidad. Pero esto a mí sólo me sirve, ahora, para concluir con mi comentario.
Pues bien esto de identificar a las mejores bebidas y comidas por su sabor y aspecto se hizo popular entre los que industrializan los alimentos lo que nos llevó a lo que comemos ahora, que por principio cuesta trabajo saber que es. Así tomamos algo llamado leche que poco tiene de lo que nosotros tomábamos de niños como leche, lo mismo pasa con la mayoría de los otros lácteos y también con multitud de alimentos y bebidas.
Las bebidas alcohólicas básicamente son agua con alcohol, en diferentes proporciones. Lo que le da el sabor y color son trazas de otras sustancias en cantidades no significativas del contenido total. Para venderlas caras nos inventan multitud de procesos según dicen que usan para obtener esos sabores y colores, pero conociendo la perversión del mundo actual bien podrían ser agregada de manera económica y rápida de forma industrial.
El resultado de todo esta divagación es que no importa cuanto cueste la bebida alcohólica difícilmente podemos saber lo genuino de su proceso por lo que conviene más, si se quiere beber, tomar lo barato y que sea de acuerdo al sabor que uno prefiere. Ahora si se quiere presumir de beber caro pues compre lo más caro y punto.
En relación a los alimentos yo prefiero comer los naturales y locales que los industrializados y traídos de otras partes. Si existe temor de enfermedades que se transmiten por comer alimento locales; aquí se pueden seguir las recomendaciones antiguas para tratarlos ya que siguen siendo vigentes.