sábado, 17 de mayo de 2014

¡Ay! dolor.

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Borrachos ellos de José Ramón Acosta

Durante mi vida he sufrido y también sabido de dolores físicos de diferente tipo y magnitudes. Pues por andar en los placeres de la vida me vi expuesto a una serie de circunstancias por las cuales terminé en un grito, realmente fueron más de uno.


Resulta que el viernes tuvimos partido de fútbol y como siempre sucede, ya que este deporte es de choque y yo soy muy dado a no evitarlo, me dieron un golpe en el costado izquierdo justo donde empiezan las costillas, no consideré que fuera de cuidado ya que seguí jugando sin ningún problema ni dolor.


Llegó el domingo y teníamos caminada a la Chinaca, allá por Omeapa adelante de Tixtla. Llegamos y estuvimos almorzando con Juan Sánchez Andraca quien como buen anfitrión nos permitió convivir con él en su casa durante todo el tiempo que conversaba y también convidó sus mezcales. Pienso o más bien deduzco que ya medio narcotizado por los mezcales la larga caminata subiendo cerros no la sentí molesta, ni para el golpe en el costado. Así que seguimos caminando, visitamos una cueva primero y después caminamos otro largo tramo de subidas y bajadas a la Chinaca, donde con el alboroto de ver lo profundo me resbale hacia atrás cayendo con la nalga derecha y la mano del mismo lado lo que muestra que la caída hizo girar bruscamente mi cuerpo hacia ese lado, giro que pienso afectó el golpe que traía del viernes. Yo no sentí gran dolor al caerme un poco en una pequeña pelada en la mano y otro poco en la nalga.


Regresamos a omeapa y me tomé dos cervezas Modelo, esto ya sé que no lo debo hacer pero no se me quita lo bruto y lo repetí, las modelos, no se porque razón pero hasta tomando una me daña el estomago. Tenía mucha sed, fue la justificación del borracho.


Así que después, de no sé cuantos mezcales, más comida en casa de la familia de la esposa de Juan regresamos a Chilpancingo, llegué dormido y borracho, Omar me dejó en la puerta de la casa, considero, ¡ahora sí! llegó borracho el borracho. Cuando entré a la caza; dice mi mujer que no se me entendía nada de lo que decía y que cuando me miraban parecía que estaba temblando la tierra. Hasta aquí todo fue una parranda de muchachos ¡gulp! A los sesenta y cuatro años.


Me fui, imagino, a bañar no se si lo hice, después a dormir ya entrada la noche me levanté corriendo al baño donde vomité la cortesía de la Esposa de Juan y las Modelo dejando completamente limpio el estómago y completamente ahora si adolorido del costado y del estómago.


Quise regresar a la cama y voy de nuez al baño ahora por el otro lado todo el contenido del intestino grueso y más vómito sólo bilis ahora. Dije ya, esto se acabó, tirando el mal las cosas empiezan a estar bien casi siempre es así, pues no, regresó; dos veces más a vaciar por atrás todo el contenido del aparato digestivo, ni los enemas de Shaya Michan son tan efectivos como el tratamiento que me dí este día. Ahora sí regresé a la cama, pero ahora dolor, si me acomodaba más dolor, si me estaba quieto dolor, toda la noche dolor, si respiraba dolor, me paré dolor, me senté dolor sentía un hierro que quemaba y cortaba cada que me movía respiraba o no lo hacía, intermitente para ser más desesperante no continuo; no, se perdía unos segundos para regresar a fregar.


Toda la noche de un lugar a otro con un vaso de agua tomado traguitos para hidratarse, siempre me funciona, el agua es buena medicina y barata, no dormí.


Al día siguiente a trabajar porque recuerda Edgar no eres del sistema tú los mantienes y tienes que trabajar para que ellos puedan tener todos los servicios. Así que me fui al banco, regresando a casa, en la mesa una naranja pelada y partida nunca antes algo se me había antojado tanto, me la empecé a comer despacito, exquisita, dos gajos y ya estaba harto, seguí comiendo porque sabía que tenía que comer algo para disminuir ese ardor ya en la madrugada me había tomado un omeprazol, pero como que si no lo hubiera hecho. Me acabé la naranja y me tomé después un vaso de leche tibia y me fui al negocio.


Nunca en mi vida me pareció tan vana la vida tan innecesaria, nada me daba ganas de hacer, mi leer, ni escribir, una pereza infinita; sólo deseaba dormir. Me senté en una silla deseando que no hubiera clientes para concentrarme en mi dolor y poder diagnosticar y actuar en consecuencia, descubrí que gran parte del dolor era por fuera en el costado pero que se reflejaba en el estómago, en éste sólo era un leve ardor, así que el diagnóstico ya estaba ahora el tratamiento, ¿al médico?, ja, ja. ultrasonido, endoscopia, hospitalización, operación, quimioterapia y se murió de cancer. Ya me la sé, varios de mis conocidos hemos enterrado así. Además agréguele todos los costos, ya que yo pago impuestos pero no tengo seguro médico institucional.


Estos cinco días han sido los peores de mi vida, nunca había estado en una condición mental parecida a ésta, nada me interesaba o importaba. Reposo y dieta adecuada después del vaciado del aparato digestivo fue fue mi medicina. Hasta hoy volví a evacuar algo: poco y duro, el estomago ya casi no duele, el omeprazol está haciendo su parte. El costado sí me deja toser pero no estornudar me duele con algunos movimientos. Le daré una semana más para que sane. Después al traumatólogo para que me recete analgésicos y me diga que en quince días estaré mejor; o sino, que lo vuelva a visitar después de hacerme unas radiografías y ultrasonidos. Je, je. No cabe duda que el dolor es el oro de la medicina.

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