jueves, 17 de julio de 2014

Noche de insomnio.

noche de lluvia.jpg
Diseño del autor.





Era una noche negra y húmeda, con ligeros vientos casuales que ocasionaban intermitentemente algunos ruidos para acompañar el ligero susurro de una llovizna, ningún auto circulaba ya por la avenida, todos los vecinos dentro de sus casas.


En casa de Ema se oyen voces...


¿Hace frío Ema?.
Sí, no ves que está lloviendo.
De veras, escuchaba el ruido pero no lo relacioné, no sé en qué pensaba.
Se ve oscuro allá afuera, ¿se fundirían los focos?
Apoco vas a creer que se fundieron todos al mismo tiempo, se ha de haber dañado algo.
Bueno yo sólo decía, como está oscuro, es lo primero que se me ocurrió
¿Oye pedro ya te conté lo que me platicó panchita?.
No.
Fíjate que me dijo que el domingo que fue al centro con su niño. Se juntaron a mirar los payasos. Que cuando estaban mirándolos y todos los de ahí riendo, un payaso se acercó al muchacho que estaba a un lado de ella, que con una navaja le cortó en el cuello, dice que el chamaco solamente se agarró el cuello y después le empezó a escurrir arta sangre. Cuando cayó todos voltearon. Del susto, al mirar la sangre que escurría, todos empezaron a correr para salir de la plaza.
¡Ya está canijo vivir así!, con estas cosas.


De pronto mucho ruido y luces de colores, se asoma Ema a la ventana. Se escuchan más ruidos, también disparos de arma de fuego, quítate de ahí, alcanza gritar Pedro...
Deja ve…
Escurre sangre por el suelo; Ema tirada a un lado.
Pedro grita: ¡Ema!, ¡Ema!
Mientras, más tiros, la puerta es abierta a la fuerza, ruido de vidrios rotos, entran policías o quienes parecen que lo son. Se voltea pedro al ver que entran, quiere reclamar, una patada en la cara y cae sin sentido, aún así otra patada en el costado, los intrusos registran el resto de la casa, diablos no es aquí, ¡vámonos!
Y estos.
A la chingada; ¡vámonos!


Una noche como todas, siempre con alguna irrupción equivocada.
La población no quiere denunciar, tiene miedo.
En el día: robos a los transeúntes, vidrios quebrados para saquear autos, negocios irrumpidos vaciados, algunos muertos en bolsas negras tirados por otros lados.


Despierta Ema.
No fue grave la herida, le dice Pedro con la cara hinchada y morada del golpe.
También tiene dos costillas rotas, sólo fue un rozón el que te desmayó, pero la cabeza de por sí es escandalosa; sangra mucho. Mañana denunciamos; vamos primero a que nos curen.
¿Y si nos hacen algo después por denunciar?
¿Después? si ya nos lo hicieron ahora, estamos vivos de casualidad.


Los gobernante declaran por todos los medios los avances en la seguridad.
Antes decían que no era inseguro: ya que no había denuncias de delitos; ahora dicen que es seguro porque hay muchas denuncias, lo que muestra la confianza del pueblo en sus autoridades.
¿Sigue lo mismo? ¡no!, empeora; pero ellos, los que desgobiernan diciendo que gobiernan, presumen que mejora y que con lo que se roban, argumentando que no es robo que son reformas, es para estar aún mejor. Nunca como antes había el gobierno comprado tantas armas para la seguridad y nunca como ahora era tan inseguro vivir.
Ya dejó de llover, empieza amanecer, el sol sale como siempre y como siempre se meterá después, el mundo seguirá girando mientras los hombres seguirán matándose por cualquier cosa.
Los de arriba abusando de los de abajo que cada día son más y menos los de arriba.
Argumentando ideales superiores; aunque demuestran con ello la estupidez humana.


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