jueves, 28 de mayo de 2015

Sobre justicia y justicieros.

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Foto de Mercado Libre. Modificada.


Si en algo podemos estar de acuerdo todo los habitantes del mundo es que debe haber justicia. Que además es algo que todos merecemos. A pesar de ello, al parecer su existencia se complica cada vez más.

Hace unos días mataron a un grupo de personas que de acuerdo a los ejecutores fueron los muertos quienes iniciaron la balacera, acción que fue la causa del desenlace fatal.

Se asume, porque los muertos no hablan, que eran sicarios del crimen organizado, eso dijeron los sobrevivientes o sea los agredidos, desde luego los muertos debieron ser sicarios de los menos capacitados para el oficio, considerando que si inician una balacera para liquidar a su víctima deberían asegurar el escape y resguardo para salir ilesos; o al menos liquidar a todos los presentes que amenacen con repeler el ataque; cosa que no sucedió, sólo murió uno dicen de los emboscados, quienes argumentan se defendieron de la agresión en un operativo, desde luego argumento aceptable sí así sucedieron los hechos.

No importa que tan malo pueda ser un individuo; antes de castigar, al menos debe probarse que es tan malo como se le acusa. Ya diremos que no tanto por justicia al delincuente sino para una convivencia sana entre el ciudadano común y las autoridades. No se puede ir por la patria matando individuos acusándolos de malandrines en pro de una justicia dudosa. A uno, al menos al que acierta, se le pudo acusar de asesino, los demás sólo por intentarlo, ambos delitos no son de pena de muerte. Ahora sí esos agredidos fueron tan hábiles de salir de una emboscada ilesos y posteriormente eliminar a sus agresores, creo que bien pudieron ser igual de buenos para salir de la emboscada y aprisionar a los agresores para presentarlos ante la ley. Los tiempos en que vivimos nos ha llevado a dudar de las instancias legales para la justicia, no dudo que quienes fueron agredidos desconfían igual de esas instancias, de ahí que ajusticien ellos, pero también se puede dudar igualmente de ellos de que su intención sea promover la justicia y no la violencia. Nunca sabremos lo que sucedió antes de que fueran muertos los supuestos agresores, ni si realmente eran eso; tan sólo por culpa de como se hicieron las cosas. Ahora, yo; y no dudo que otros también teman, por la posibilidad de que podamos ser acribillados por cualquier causa que moleste al gobernante y después argumentarán que agredimos de muerte a nuestros ejecutores.

Este amargo pensamiento se logra como consecuencia de las acciones de quienes tienen en las manos la aplicación de la justicia o creen que la tienen. Justicia al estilo de las películas americanas donde los “malos” siempre o casi siempre son liquidados, decorando la acción como venganza necesaria. Y muriendo el malo de la manera tan terrible como fueron sus crímenes. Obviamente en las películas todas las acciones se basan en un guión y no queda duda de que al que mataron los sheriffes fue un criminal. Al menos que la trama quiera dejar la duda.

sábado, 23 de mayo de 2015

La Simaroa. Un espacio vital.




Foto y pintada de Edgar P. Miller.


Chilpancingo no sólo es el nombre que lleva la ciudad capital del estado de Guerrero, sino que también es el nombre del municipio; por cierto es uno bastante grande y rico en paisajes naturales. Desgraciadamente la riqueza de paisajes también significa, para los ambiciosos gobernantes riquezas materiales codiciadas por ellos. Inmensos bosques han sido depredados para obtener las maderas tropicales preciosas, después engañan a la población ignorante y sumisa con una forestación incompleta que solamente es un remedo de lo que destruyeron. La gran variedad de especies vegetales y animales que fueron devastadas nunca se recuperarán con la forestación, porque en un nicho primogénito cada árbol o pequeño espacio es un universo de vida. Aún así la nobleza de la naturaleza poco a poco vuelve a intentar regenerar esos rincones destruidos con especies que se van adaptando a su nuevo entorno, después con el tiempo, muchísimo tiempo, quizás sean otras áreas con mucha vida; igualmente bellas pero diferentes.


Xocomanatlán es uno de esos rincones del municipio que en un tiempo fue devastado para sacar la madera, millones de metros cúbicos de maderas finas desfilaron fuera del municipio, “era el progreso”; ¿para quién?, para hacer rico a un estúpido con poder quizás, que incluso ya fue comida de gusanos, después se reforestó miserablemente. Ahora quedó, ya no con la majestuosidad de antes, pero al menos algo se logró, con esa mísera forestación que ya está siendo también codiciada por otros. Vuelve la belleza del paisaje, mas no la riqueza de especies. Escasas son éstas, tanto vegetales como animales que sobrevivieron, aunque no pocas, las que existen en este espacio, que como ave de fénix, crecen lenta pero maravillosamente. Cuando se devastó, quienes lo hicieron ni siquiera levantaron un inventario de lo que destruyeron, así es que ni siquiera sabremos que hubo antes ahí, solamente supondremos en base a lo poco que se ha salvado en otras partes similares.






El Bosque. (Foto de Edgar P. Miller)


La Simaroa se encuentra antes de llegar al poblado de Xocomanatlán, un antiguo campamento maderero que ahora es una pequeña comunidad agrícola y ganadera. Simaroa también es el nombre de un tipo de álamo (Populus simaroa), probablemente abundante en algún tiempo y de ahí, tal vez, se tomó el nombre.




Referencia sobre el árbol simaroa.





Plano del lugar.

A sólo un kilómetro antes de llegar a ese poblado está la desviación para sumergirse en un bello bosque de coníferas (ocotes principalmente), cedros blancos, juníperos, algunos encinos, fresnos y otros árboles que desconozco; entre los que sobreviven algunos de tejocotes. El camino inicia en donde está un mal cuidado vivero y un estanque en construcción con el propósito, según nos platicaron, de criar truchas. A pocos metros ya dentro del arbolado lugar nos encontramos un pequeño arroyo que cambia su cauce en belleza y torrente según la temporada de lluvias o secas, el encantador ruido del agua empieza a dar fascinación al lugar. A partir de aquí se empieza a subir, el camino de terracería construido hace tiempo para el saqueo de la madera, mejorado después para la forestación y, me imagino también, para poder acceder a un quemador de enervantes que el ejército mantiene dentro de este predio. El camino también es usado por el propietario de una finca en la parte alta; de lo que yo llamaría la primera sección, y por recolectores de leña sin dejar a un lado la extracción de minerales y materiales para la construcción, también los taladores lo ocupan.


Les sugiero que si no pueden controlar su costumbre cotidiana de producir basura no vayan; y sí lo hacen controlando ese mal hábito, dejen el carro en la entrada y caminen, así podrán ir mirando todos los paisajes y novedades que aparezcan en la ruta. En ella existen variedad de plantas que puede admirar, de repente saldrá algún animal salvaje que posiblemente nunca antes hayan mirado.


Se le advierte que si le causan repulsión los insectos, sapos y reptiles abstenerse de ir, recuerde que aquí es la naturaleza y no una sala de cine. El espectáculo es precisamente toda ella con todos sus elementos. Las plantas epifitas abundan en los ocotes y encinos, algunas modestas otra esplendorosas pero todas parte del mundo natural.



Plantas epifitas. (foto de Edgar P. Miller)


La naturaleza aquí en la simaroa nos muestra como la vida rompe barreras para seguir su proceso, sobre rocas germinan las semillas y prosperan algunas plantas hasta llegar a ser árboles con frutos.





Árbol sobre roca. (foto de Edgar P. Miller)

Especies de plantas que quizás ustedes nunca siquiera se hubieran imaginado que existen saldrán a su encuentro en el imprevisto lugar, como brotadas de un cuento de terror, algunas flores dominan la atención por su tenebrosa forma. Otras minúsculas llenan el espacio por temporadas.





Flores. (foto de Edgar P. Miller)

El lugar también nos cuenta sus tragedia, una cruz de hierro a la sombra de los àrboles nos dice que algo terrible sucedió, ya después algunos de los habitantes de la región nos cuentan la historia de Margarito Flores que caminando con sus hijos por ese ramal fue emboscado y asesinado con una escopeta, sus hijos hicieron frente a la agresión logrando escapar sanos y salvos, él terminó como habitante eterno del bosque.




La cruz. (foto de Edgar P. Miller)


En este bosque quedó estampado con esa cruz el recuerdo del suceso, aquí donde solamente en alguna temporada brota del suelo el hermoso lirio azteca, fácil de encontrar debido a su exótico color púrpura sangre, sangre como la de todos aquellos que han entregado su vida en estos páramos, espacio que debe ocultar otras increíbles historias humanas. Para unirse a la de aquel holocausto del bosque primigenio.





Lirio Azteca. (Foto de Edgar P. Miller.)

Las orquídeas encuentran su mundo en este lugar, las ramas de algunos árboles se observan forradas de ellas compitiendo en espacio con otras epifitas, existen diferentes tipos de orquídeas, las hay de varios colores y formas, la orquídea es una flor misteriosa y es aún más enigmática cuando uno llega a mirarla floreciendo en su hábitat.





Árbol con orquídeas. (Foto de Edgar P. Miller)


El espacio entre los árboles se ha formado de manera interesante como si un artista dedicado y paciente hubiera con inspiración y talento colocado pedazos de rocas, troncos dañados muriendo y pequeñas plantas como helechos y hierba por todas partes.




La piedra. (Foto de Edgar P. Miller)

A pesar que se mira y se siente la mano destructiva del hombre en el entorno, la naturaleza con calma como madre de todos incluyendo al principal depredador, regenera el daño haciéndolo parte del entorno. Si miramos con detalle, veremos insectos, anfibios, aves, reptiles, arácnidos y quilópodos convivir con algunos mamíferos incluyendo el hombre, compartiendo los desechos de todos y frutos de las plantas.





Paisaje. (Foto de Edgar P. Miller.)

El sonido del silencio es algo que aquí dice mucho, basta quedar unos minutos callados para sentir con los oídos como el aire mueve las hojas o agujas de los ocotes u ocochales como les dicen aquí, las que producen un agradable melodía parecido al oleaje de una playa tranquila.





Acantilado. (Edgar P. Miller)

Un inmenso acantilado permite jugar con el eco en algunas partes y dá áreas acústicas donde el sonido se transporta con mucha claridad a largas distancias. Se pueden oír la conversación de las personas como si se estuviera a un lado, desde cien metros o más.





(Foto n) Jardín natural. (Foto de Edgar P. Miller)

La foto n muestra algo espectacular, un hermoso jardín que la naturaleza creó sobre un tronco muerto. El mensaje que me queda es que una vez que nosotros nos aniquilemos a causa de nuestra vida displicente sin preocupación por la demás vida del planeta, la naturaleza simplemente hará jardines sobre nuestros despojos.

A manera que se sube la pendiente en la Simaroa, llegando a lo más pronunciado del recorrido planeado, el espectáculo crece, se encuentran manantiales, la flora es diferente, los magueyes mezcaleros se miran por todo lo amplio del lugar; así como algunas palmeras de capulín que nos acompañan por los senderos; incluso una pequeña gruta sale a nuestro encuentro para extasiarnos con sus estalactitas y banderolas formadas por el continuo goteo y escurrimiento del agua de lluvia que ha disuelto la cal del suelo a manera que fluye por todo lo alto de la montaña arriba de los dos mil metros sobre el nivel del mar.




Gruta. (Foto de Edgar P. Miler)

Hemos visto personas recolectar hongos para comerlos, existe también una huerta de peras en la parte media del recorrido, aunque los incendios suceden esporádicamente la lluvia intensa que los apaga inicia otra manera de alentar la vida y los seres que sobreviven al fuego empiezan su recuperación, el verde de los retoños contrasta entre lo negro del carbón apagado y las cenizas que dejó el temible suceso, algunos pequeños árboles sucumben a las llamas y la forestación natural tendrá que esperar otro ciclo más, o ceder su espacio a especies más aptas a estas casualidades. Cuando el fuego sucede por causas de los meteoros la naturaleza remienda con mágica respuesta, cuando es producto de la maldad humana se lo dificultan, pudiendo obligarla a trabajar por cientos de años antes de lograr cualquier regeneración.




Rana. (Foto de Edgar P. Miller)


Así vemos entre las cenizas y los arbustos chamuscados brincar una rana y después más adelante un sapo, probablemente en una danza de vida después de haber logrado evadir las llamas y tener la posibilidad de depositar sus huevos una hembra o fertilizar un macho los de una hembra. La existencia de anfibios en un lugar debe dar algo de tranquilidad, ellos son muy sensibles a los contaminantes, asì es que sí hay, quiere decir que el lugar no està tan contaminado y debemos tomarlo como mensaje de no traer, ni tirar o esparcir cosas ajenas al lugar.




Sapo. (Foto de Edgar P. Miller)


Aunque se repiten las mismas especies en el paisaje vegetal, las plantas son versátiles, asì podemos ver àrboles más bellos unos que otros, así las epifitas cada una intenta seducirnos de diferente manera con flores de gran belleza o follajes extravagantes, haciendo de este lugar un espacio de infinito deleite, claro está que eso sólo para quienes saben apreciarlo y entienden el valor que tiene la vida en la naturaleza. Si usted no es de esos locos que se admiran de ver brincar un chapulín azul entre la hierba, no venga a destruir este lugar sólo porque alguien llegue a ponerlo de moda y quiere usted estar ad hoc. Permita que la vida continúe sin su mano criminal.




Epifita. (Foto de Edgar P. Miller)

martes, 19 de mayo de 2015

Libertad de expresión.




Pintura de Edgar P. Miller.
Yo soy un gran partidario del deporte, lo practico pero también me gusta disfrutarlo cuando veo que otros lo ejecutan. Es una magnífica estampa mirar a los niños, jóvenes y adultos entretenidos en la práctica del deporte. Llevar al máximo esfuerzo su cuerpo para realizar su actividad deportiva es digna de reconocimiento; promover que lo continúen haciendo debería ser quehacer para quienes gobiernan y para los padres.

Tuve el privilegio de tener a un padre que le gustaba al igual que yo esta actividad, pero además también tuve la suerte de haber vivido en otro país y en él pude practicarlo con los habitantes de allá; individuos que estaban acostumbrados a mirar la práctica deportiva como parte integral de la formación del individuo.

Traje ahora lo del otro país porque fue precisamente en ese lugar donde, en ese tiempo que estuve, surgió la primera cachetada mercantilista al deporte para corromperlo convirtiéndolo en actividad profesional. Ya entonces existía una liga de futbol, del que aquí llamamos americano, universitario; al parecer existe aún pero viciado, no de la manera que fue entonces. Sucedió, como decía, el surgimiento de una liga profesional del mismo deporte la cual en un tiempo fue rechazada por los aficionados, quienes tenían el gusto por apreciar el deporte, obviamente la publicidad tendenciosa, manipuladora y mercantilista pronto entró en la población haciendo efecto en la mentalidad de la mayoría para hacer de ese deporte un grande y fructífero negocio, del que muchos idiotas se sienten orgullosos ( con dinero baila el perro). Desapareció en ese momento el deporte y creció fructíferamente una nueva manera de explotación de masas, los deportes profesionales (circo, maroma y teatro). Entonces ya existían otros deportes profesionales, pero considero que esta mutación del colegial espectacular al profesional comercial fue el punto de partida para corromper incluso los juegos olímpicos.

Pues todo lo anterior como siempre sólo fue para entrar en materia con respecto a un comentario que quiero hacer.

Este domingo 17 de mayo del 2015 me dio por mirar en la televisión un partido de futbol, soccer como dicen los de EUA, para acompañar a mi esposa que es seguidora del Guadalajara, inusual el partido se llevaba de una manera no acostumbrada, los jugadores estaban dedicados al oficio; a practicar el futbol, olvidándose de las comunes actuaciones tímidas y repelos que suceden durante el torneo regular, tres increíbles goles en menos de veinte minutos hacían que mereciera estar uno con la mirada fija en la caja boba, así estuve hasta que un individuo se metió a la cancha e interrumpió el juego, nada fuera de lo común ya ha sucedido antes y a veces hasta me satisface dado lo fútil del espectáculo. pero eso no fue todo. Ya que lo sacaron por fuerza de la cancha, entonces hubo una invasión tumultuosa y se detuvo por mayor tiempo la competencia. No les platico lo que dijeron los comentaristas porque ya deben saber que estos siempre dicen tonterías y comentarios disuasivos intentando cambiar el panorama del suceso.

Pero después de terminado el partido me quedé con el gusanito de lo sucedido, ¿qué fue lo que realmente pasó?. Teniendo todas las cámaras para que en ese mismo momento dieran la premisa del suceso o sea la noticia caliente, las mismas, ocultaron las acciones del campo, cosa que no hacen cuando sucede una batalla campal entre los jugadores. Según dijeron que no valía la pena y pusieron comerciales y repitieron los goles.

Bueno unos días antes también se metió un individuo al campo durante otro juego y las cámaras tampoco lo enfocaron, después por las redes supe que llevaban una vestimenta con leyendas de apoyo a los 43 y en contra de nuestro terrible gobernante; y amigo de cama de la televisora. Pero aún así continué con mis divagaciones. Me dije, bueno el partido era estupendo, fuera de serie, se puede decir que va ser el mejor de la liguilla, pero aún así fue interrumpido: entonces qué ¿Ya no es suficiente el pan y el circo? ¿el pueblo quiere algo?.

Porque han de saber queridísimos lectores; si ustedes son de los que leen, sí lo saben: que el pan lo da Rosario Robles y el circo Televisa.

Todo esto parece parte del mismo espectáculo, que mejor que un buen partido para quienes gustan del futbol y un gran espectáculo de grescas para los villamelones.

Los equipos de futbol profesional de México tienen sus porras; o barras como se acostumbra ahora dada la argentinización en México del futbol, a las que llevan de partido en partido. Las peleas campales en las tribunas de ahí surgen, cosa que se puede sospechar son deliberadas. Así que todo lo que sucede en el futbol tiene dos razones indiscutibles: mantener a la población fuera de sus realidad y llenar los bolsillos de dinero a quienes aportan el espectáculo. Un gran negocio, que no tendría nada de malo si no fuera porque el verdadero propósito es mantener hipnotizada a la población.

Solamente que esta vez fue de fuera de donde surgió la interrupción, cosa que no les gusto a los que tienen el aparato del encanto; se vale pero, que esto suceda dentro de los planes de la televisora y no que se meta un espontáneo a querer untar mierda a su sistema. Entonces, ¿no que con la reforma en comunicaciones habría libertad de expresión?, pregúntenle al que se metió con las consignas, que les platique la libre tanda de expresivos garrotazos que le pusieron. ¡Ahí están tus cuarenta y tres palos que querías!, le han de haber dicho.

viernes, 8 de mayo de 2015

¿Y el toronjil?




Satureja mexicana, foto de Edgar P. Miller. 


Ahora que escucho lo que dicen los candidatos de las elecciones próximas, vuelvo a notar lo alejado que están de las costumbres de los pobladores; o cómo simulan estarlo por conveniencia, intentando confundirlos para lograr su objetivo.

Como en toda sociedad ésta también requiere insumos para su subsistencia, durante su historia ha obtenido estos a partir de la recolección y siembra y de lo que caza y cría. Pero poco se ha dedicado después de la conquista por los españoles a domesticar plantas o animales. Prefiere hacer extensiva otras de culturas lejanas, así pues, la adquisición de sus insumos se vuelve más un acto comercial, o sea de consumo, que productivo.


Se podría pensar que es esto por lo que estamos subdesarrollados; sí, pero pudo evitarse y puede aún superarse si la población apoyara a un gobernante con esta visión; de ser sustentables o al menos, no dependientes. Tendría que darse la casualidad de que no los engañará después, cosa que sería poco probable porque quienes llegan a gobernar no les interesa la población; como ya dije fingen que les interesa por conveniencia.


Desapareció o está por desaparecer la bebida que hacía que las personas se quedaran a vivir en Chilpancingo: el toronjil. No les extrañe que en un futuro no muy lejano llegue una bebida de fuera con ese nombre. De todos modos, para que se quede la gente no es necesario ya que cada día hay más población en este pequeño infierno.



Satureja mexicana, foto de Edgar P. Miller.

El toronjil, al igual que otras cosas, en Chilpancingo fue adoptado como propio, pero solamente para su consumo. Desgraciadamente la población de Chilpancingo es puramente consumista y por lo mismo ya no produce nada, siendo cauteloso: casi nada. Las poblaciones circunvecinas, pobres la mayoría, se hacen al modo de Chilpancingo; carentes de una cultura productiva y creativa para las faenas de proveerse de sus más esenciales necesidades. Probablemente en algún tiempo lejano no fue así, pero ahora es patente que así es, los lugares a donde el dinero del erario llega son aquellos en donde más consumen y los demás viven de ese consumo, sin embargo, poco se produce o cultiva en la región; todo viene de fuera.


Pero dejemos esta parte amarga del asunto y entremos en otra igual pero que me interesa comentar.


Resulta que desde mi niñez he escuchado a la gente del lugar hablar del toronjil, tanto que yo considero que aquí debió haber mucha producción del mismo, aunque no tengo pruebas de que así sea, sé que mucho de lo que consumían, aquí mismo lo recolectaban. Al parecer era hierba común de los campos del lugar. No tengo evidencias de que alguien lo cultivase para venderlo. Existen indicios de que se intentó sembrar. El toronjil está como personaje en casi todos los libros de aquellos originarios del lugar que de alguna u otra manera escribieron algo sobre Chilpancingo, en la tradición oral existe la máxima que dice: “aquel fuereño que toma toronjil con semita jamás se va de Chilpancingo”. Yo mismo a veces para justificar mi estancia digo que no me voy porque ya me dieron toronjil con semita, aun siendo originario de aquí.


Cuando pequeño, les decía, oía que los muchachos hablaban de lunadas donde se tomaba el té de toronjil; cortado en el mismo lugar donde era la reunión; acompañado de semitas que se elaboraban en la población, dicen que iban las parejas y que después de eso algunos se casaban y los que venían de fuera jamás se iban de aquí, no se si alguien ha efectuado un recuento o estadística para comprobarlo, pero para mi es lo de menos, lo importante es saber que eso se hacía y que por lo tanto puedo decir que la planta de este té existía silvestre en el campo y se consumía comúnmente. No encuentro la sustancia que pueda hacer que una persona quede prendada de un lugar para no querer luego abandonarlo.

Satureja mexicana. Foto de Edgar P. Miller.


En diferentes partes del mundo una tradición de este tipo genera detrás de ella una economía boyante, incluso en algunos casos se exporta y motiva la formación de empresas como negocio. Para no buscar mucho, unos ejemplos: el café de Asia y en México el cacao durante la colonia. Aquí en nuestro pueblo a pesar de que se sigue consumiendo el toronjil; más como reminiscencia de la tradición. Se consumen en mayor cantidad los refrescos que llegaron de fuera; que todas las bebidas propias. La planta original cada día es más escasa; no se si exista un censo al respecto lo desconozco, a pesar de llevar más de treinta años atendiendo agricultores, no conozco a alguien que lo cultive. Hasta ahora sigue siendo recolectada y cada vez desde lugares más remotos, además ya empiezan a vender otra planta en su lugar; con propiedades parecidas pero que no es la misma.


He buscado sus virtudes. Curiosamente me llegó de manos de Tulio Estrada un documento de “Así somos…” escrito por él sobre el toronjil, donde se refiere a la planta; ésta que ahora meten como el original de la región, al parecer fue una confusión ya que en el mismo documento él con letra a mano puso la especie correcta sobre lo impreso. Así pues, las virtudes de las que habla el documento se refieren a la Agastache mexicana y no a la Satureja mexicana (Chilpanxochilt) que es la planta nativa que se consume aquí.
Al llegar la modernidad, sobre todo a un pueblo de individuos consumistas, algunas tradiciones pasan a segundo término o desaparecen adoptando otras, así pues, ahora es mejor ir a las plazas comerciales en automóvil a tomar café o comer hamburguesas con refrescos de cola, que degustar un té de toronjil con semita caminando por los campos de Chilpancingo. Los tés se volvieron productos medicinales, de ahí que ahora se busquen según esas propiedades.


Las semitas son panes dulces que tienen como agregado trozos de piloncillo, Chilpancingo en un tiempo fue productor de piloncillo, pero también eso desapareció, ahora en los restaurantes ponen splenda, canderel, etc.


El mezcal es una bebida que puede aceptarse como propia debido a los elementos con la que se fabrica, principalmente el maguey, pero curiosamente poco se siembra esa planta, básicamente dejan espacio para que sola se reproduzca para luego cosecharla, no conozco ningún estudio serio en relación a este maguey en cuanto a su cultivo tecnificado para la producción del mezcal y otros derivados. Probablemente se acaben el maguey de mezcal, ya que sigue siendo la misma población consumista la que lo aprovecha que la que lo hace con el toronjil. Luego quienes quieran elaborarlo tendrán que traerlo de fuera o peor aún traerlo de otra parte del país o del mundo. O consumir, como ya se hacía antes, cuando el Mezcal artesanal era una bebida prohibida, bebidas corrientes embotelladas como finas. Bueno ya ahora algunos ven el mezcal como bebida corriente. La pobreza de nuestro estado tiene raíces profundas y dolorosas.





http://conabio.inaturalist.org/taxa/287000-Satureja-mexicana


http://lacronicavespertinodechilpancingo.blogspot.mx/2012/10/columna_846.htm


http://es.wikipedia.org/wiki/Agastache_mexicana


cedronella mexicana, en el “Tratado de farmacognosia de Heber W Youngken;





martes, 5 de mayo de 2015

Gata.






Quisiera platicarles de mi vida, es probable que a pocos les interese porque sólo soy una gata arrabalera afromexicana, negra para los legos, y por lo mismo mi pedigrí no queda ubicado en su inventario de valores materiales. Pero como veo que no tienen nada que hacer en su puesto de trabajo burocrático, en donde el que mejor lo hace es aquel que sabe a la perfección como hacer nada, así pues, prestando por un momento su atención, mientras les platico de mi vida estarán haciendo muy bien su especialidad.


Empezaré con el día en que llegué a la casa que me cobijó... Fue una noche fría de la que apenas recuerdo algunos detalles: me metieron en una caja de cartón corrugado tan oscuro que sólo miraba las paredes de la caja y sentía como me zangoloteaban para todas partes con el movimiento, dirán que cómo es que miraba si estaba oscuro; bueno, eso es algo que los gatos podemos hacer gracias a beneficios que nos dio la naturaleza. Rápido me sacaron y antes de que yo recapacitara sobre el suceso ya me encontraba en la selva, bueno con el tiempo me dí cuenta que no era una selva sino que tan sólo un pequeño pero cómodo jardín, ubicado en una colonia céntrica del poblado de donde soy.


Así que aproveché la noche para reconocer el lugar, me dí cuenta que mi vida peligraba ya que en este lugar vivía un viejo perro, después noté que el pobre sólo me veía cuando me movía así fue que al atacarme yo solamente me detenía y me echaba. También noté que en el lugar sobraba la comida viva, miré que existían una gran variedad de reptiles y oí algunos polluelos piar por ahí.


Al parecer los pobladores del lugar ya me esperaban, este espacio estaba super, tenía una caja de arena inmensa como desierto donde podía con toda calma defecar. Había también lugares increíbles donde dormir; así que un día lo hacía bajo el naranjo y otro bajo el limón o encima del guayabo. Ahora que menciono lo del guayabo me adelantaré un poco en el tiempo para comentarles sobre lo bien que me trataban los gatos de los alrededores, tengo una increíble corte de amantes, bellos algunos y otros no tanto pero que son unas fieras con eso de hacer el amor, además de ser unos románticos empedernidos. Así pues que cada mes hacemos unos reventones sexuales increíbles.


Cada día que pasaba, el perro envejecía al grado que ya ni me pelaba así fue que podía dormitar a un lado de él sin que lo notara cuando las noches eran frías. En un inesperado momento desperté con la novedad de que ya había otro perro más en mi casa, bueno la que adopté, llegó un cachorro de can, al que no me quedó otro remedio más que darle la bienvenida, ya que al parecer yo era la hembra animal única de este lugar, el muy igualado inmediatamente cogió confianza y dormía en mi regazo así fue como terminamos siendo grandes compañeros del lugar los dos, pero él no tanto de mis amantes a los que correteaba sin descanso. Por su inmadurez se imaginaba que me querían causar daño o me lo causaban cuando me oía maullar en mis sesiones de sexo.


Realmente vivo muy bien en este lugar de ahí que no me da por pasear por otros rumbos ni mucho menos regresar con quienes me abandonaron. Los humanos del lugar viven intrigados del porqué no me embarazo, no saben que soy estéril de nacimiento, pero eso sí me encanta el sexo, mis calores regresan cada mes. además no está en mis planes amamantar y cuidar crías.


Aunque tengo bastante comida viva, por cierto el otro día me comí un suculento ratón, la ñora del lugar me trata con amor, me acaricia y me da pescado de lata y galletitas chatarra. También me arregla una mullida cama en un lugar seguro donde no me llueva, pero que siempre está llena de ácaros y parásitos. Además de que el lugar me permite tener una magnífica vista del lugar, yo prefiero el jardín ya sea sobre la fresca hierba o en una buena rama de un árbol recibiendo la brisa.


Ya estoy algo vieja y tengo un problema en el hocico que de momentos me da molestias, pero cuando llega la noche de sexo se me olvida y todo es placer. Más, si lo acompaño de una buena cacería de aves con el cachorro, que ya ahora es un perro algo más grande que yo. Es fascinante atrapar gorriones en vuelo después desplumar y comer su suave y dulce carne lamiendo su exquisita sangre.



Pues bien ya les platiqué parte de mi vida, espero que les haya servido siquiera para no hacer nada durante el tiempo que la leyeron.