miércoles, 17 de junio de 2015

Testimonio.

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Logo, solamente para referencia.

Testimonio de un comerciante en la primera línea de la economía, eso decían en el siglo pasado de mi negocio: que no podía desaparecer porque siempre habría clientes ya que ellos eran los productores agropecuarios. Los que producen la comida. Nadie puede vivir sin comer.

Pues bien, mi negocio es uno de productos agropecuarios: medicina y accesorios veterinarios, semillas certificadas e insecticidas agrícolas. Fue fundado por mis padres en 1957 y yo se los compré en 1982.

Mis padres le pusieron como nombre “El Rancho”, fue tan importante en sus primeros años que aún les llaman ranchos a la mayoría de las tiendas similares, como kleenex a los pañuelos desechables. Existen muchos negocios parecidos en el estado y probablemente en la república que se llaman El Rancho o El Ranchito debido al prestigio que cimentó el fundado por mis padres, fue el primero en Chilpancingo y el segundo en el estado de Guerrero.

Así que les platicaré como me han afectado las acciones del gobierno y la apertura global que promueven. No mencionaré las que les afectaron a mis padres cuando ellos lo administraban.

Advierto que no me dediqué al comercio por necesidad sino por querer regresar a mi ciudad natal a darle algo de lo aprendido con mis estudios y experiencia de trabajo, yo era entonces un profesionista muy bien pagado en el naciente ramo de las computadoras. También lo hice porque consideré que era un buen lugar para que mis hijos nacieran y crecieran pensando en el pueblo de mi niñez.

  • El primer golpe a mi economía fue la devaluación, yo no quise convertir a dólares mis ahorros por respeto a la nación; pues bien mis ahorros con las devaluaciones se redujeron a una décima parte, ahora ya no tengo ahorros gracias a eso. 

  • Una inflación galopante de seis años hizo imposible el crecimiento del negocio, la descapitalización era constantemente una amenaza, además los que gobernaban acosaban a los comerciantes a través de Industria y Comercio, nos trataban como encarecedores, no aceptando ellos su culpa en la inflación causada por las políticas equivocadas, exigiendonos aplicar medidas que sólo aumentaban los costos, ademàs de poner en peligro la fuente de empleo. 

  • La exigencia por parte de hacienda federal de que todos los de actividades empresariales entrarán al régimen de ley. Lo que implicaba, llevar contabilidad obligatoria y declarar impuestos de acuerdo a una ley, código y reglamento que cambiaba constantemente, además de ser complicada, por lo mismo, obligaba a tener que pagar contador y entregar el treinta cinco por ciento de la utilidad a la Tesorería, monto que debería ser calculado sobre la utilidad neta pero por lo complicado que era entender qué deducir y qué no, terminaba aplicándose a la utilidad bruta, lo que hacía que casi la mitad de nuestras utilidades se le quedaran al gobierno, aclaro que yo lo hacía, o sea no mentí en mis declaraciones de impuesto y aún así recibí multas estratosféricas por errores en las declaraciones por faltas administrativas en la manera de presentarlas y no por evadir el pago de contribuciones. Cabe decir que las declaraciones se hacía de acuerdo a las indicaciones de sus asesores, condición que no aceptaban como atenuante y te obligaban a pagar, amenazando con intereses superiores a los cobrados por un agiotista. 

  • Nuestra salud sufrió merma por el acoso fiscal dada la experiencia con hacienda y las nuevas leyes fiscales que amenazaba con mandar incluso a la cárcel al causante. El asedio del fisco era entonces como ahora lo es el crimen. Pensar en ir a parar a la cárcel, solo por una indebida interpretación de las leyes, era terrible; además de perder todo en una confiscación, actos que entonces les sucedieron a varios empresarios. 

  • La regulación en México, copiada de países del primer mundo es imposible de aplicarse en empresas del tamaño de la mía, por lo que cuesta demasiado implementarlas, al menos que se considere que la razón de esa regulación es para acabar con la mini y pequeña empresa y no para lo que dicen que las hicieron; para mejorar y proteger. Ni mejora el sector agrícola, ni permite el crecimiento de la mini empresa, ni protegen a la población, sólo a los grandes consorcios mercantiles; principalmente a los de otros países que se llevan las utilidades fuera de México. Con la regulación que me aplicaron con respecto a los insecticidas, tuve que amputar ese giro de mi negocio, disminuyendo mi ingreso, este ingreso era menor que el costo de cumplir con la regulación pero bastante bueno como complemento del salario empresarial, pude ignorarla y dar mordida a inspectores o buscar el compadrazgo con delegados como hicieron otros para sobrevivir, probablemente de eso se trataba aplicar la regulación de institucionalizar la corrupción. Desde mucho antes dije que sí se trataba de trabajar violando la ley bien podría dedicarme a la delincuencia y obtener mayores ganancias, veo ahora que muchos optaron por ese lado. 

  • Un control de precios absurdo, fue el finiquito para que parte de uno de los giros del comercio desapareciera. Control aplicado al comerciante final pero no al fabricante. Así pues que teníamos que vender al precio de compra o no vender, o violar la ley. 

  • El acoso del seguro social con cuotas absurdas obligó a desistir tener empleados, a los que yo les pagaba incluso mejor que lo que hacía entonces el ayuntamiento local, no tener empleados quedó definido con la acción mencionada en el punto 5 y las acciones del seguro social. 

  • La introducción de la leche de la conasupo a Chilpancingo por un ayuntamiento populista y falto de visión económica, ocasionó la quiebra de los ganaderos lecheros del lugar y la merma de mis ingresos, complementado con la ayuda de un programa estatal de cuencas lecheras mal planeado, las cuales contaban con farmacia. Además incluyeron en esas cuencas a personas sin conocimientos de la ganadería lechera. 

  • La constante creación de empresas estatales para surtir insumos al sector agropecuario con costos al erario y mal dirigidas, además con una gran dosis de corrupción fue la tónica seguida por los gobiernos, competían con mi negocio y desmoronaban al sector agropecuario, no dudo que esas empresas sean causa ahora de las grandes deudas del estado y enriquecimiento de algunos exfuncionarios. 

  • El crecimiento de la ciudad debido a la descentralización, termina con la crianza de traspatio, desaparecen las pequeñas huertas domésticas y la población con propiedad urbana se vuelve burguesa, ahora tienen cuartos en los patios y los rentan a jóvenes pueblerinos, engañados de que estudiar les dará el éxito. Lo último hubiera sido verdad sí los estudios hubieran sido para mejorar sus comunidades y no para abandonarlas por un empleo de burócrata. La población empieza a ver como algo sucio la explotación pecuaria, que gracias a la televisión movida por otros intereses quiere alejar a las personas de la autosuficiencia alimentaria y tenerlas dependientes de un empleo difícil de conseguir. 

  • La creación de dos escuelas de veterinaria en el estado, más para darle trabajo a familiares de los gobernantes y amigos; con esa carrera, que por la necesidad de médicos en el sector pecuario. No existe en el estado una ganadería boyante que pueda emplear médicos, la que tenemos es sustentable; familiar, y tiende a desaparecer sin ver la formación de otra que cubra la producción de alimentos. Se saturó la profesión en el estado con la generación de tanto veterinario, sus egresados tuvieron que incursionar en el comercio, en lugar de la práctica veterinaria, saturado el comercio veterinario y haciéndolo poco rentable. Muchos médicos se dedican a la práctica de pequeñas especies que no da el plus necesario para la producción de alimentos sino que al contrario propicia la proliferación de gatos y perros que compiten con la alimentación humana. 

  • Las despensas y la mal orientada ayuda al campo. Es cómodo recibir regalada la comida. Antes tenían gallinas, puercos y guajolotes. Algunos sembraban maíz con calabaza y frijol. Muchos ahora sólo viven de las prebendas del gobierno, pagadas con los impuestos que nos quitan. Quitándome a mí también a los clientes. Y dejando a un pueblo confundido con cuál será su destino. 

  • Una economía mal entendida tanto por el ejecutivo como el legislativo, aplicando políticas equivocadas o deliberadamente destructoras, empezó a obsequiar insumos a los agricultores, insumos traídos de otros países y comprados fuera del estado. Dejé de vender los equipos y sus refacciones, esto ocasionó el desabasto de refacciones a quienes recibieron gratuitamente los equipos pero no el servicio de mantenimiento y refacciones; yo dejé de tener esos ingresos. 

  • La mala aplicación de los programas agropecuarios, disimulados como extensión agrícola, hizo que la mayoría de los pequeños agricultores perdieran los conocimientos ancestrales para la siembra y cuidado de sus cosechas, los convirtieron en consumidores de químicos y limosneros de la ayuda oficial. Antes se comían las verdolagas y los quelites que nacían junto a la milpa ahora no nacen gracias a los herbicidas. El puro maìz no es suficiente alimento. 

  • La deficiente seguridad en el campo, fue alejando a productores de él. Otros que intentaron quedarse sufrieron secuestros y la muerte. La seguridad es algo de lo que se carece en el estado y merma a todos los empresarios incluyendo a los del precario sector agropecuario. 

En conclusión, un lugar donde con conocimientos ancestrales la población era sustentable en alimentos, se convirtió en un lugar dependiente de la alimentación industrial, todo propiciado por programas y acciones de gobierno equivocadas o tendenciosamente aplicadas para lograr lo que ahora es nuestra economía agropecuaria, una que solo busca obtener dinero para consumirlo sin ningún interés en la producción agropecuaria sustentable. Por otro lado el comercio local que proveía a esos productores con los insumos necesarios para su actividad también ha sido mermado ya sea deliberadamente o por acciones equivocada del gobierno. Actualmente el comercio local lo absorbe en gran parte empresas ajenas al lugar, que se encargan básicamente de esquilmar a la población haciéndoles creer que tienen que comprar lo que no necesitan y dándoles créditos para hacerlo. Dejándola sumidas en deudas, las cuales los acosan para buscar más turnos de trabajo. Esclavos al fin. Muchos empresarios locales se han ido del lugar en busca de mejores espacios de desarrollo, agudizando la miseria del lugar.

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