Chilpancingo. Foto de Edgar P. Miller. |
La población de Chilpancingo es una de esas que enfoca todas sus actividades como un trámite.
Así pues desde que está pequeño el individuo sus padres lo llevan a vacunar, no porque lo quieran proteger de las enfermedades que las vacunas ofrecen proteger; no, lo hacen porque la cartilla de vacunación es un trámite. Ni siquiera conocen las enfermedades que las vacunas protegen, ni los peligros de las vacunas, sólo saben que se tiene que hacer eso porque es importante efectuar el trámite.
Se inscriben en el párvulos porque es un trámite necesario para la primaria y esta para la secundaria y esta para la prepa y esta para la profesional y esta para la maestría y esta para el doctorado y este para haber si así después por trámite consigue una plaza federal, aunque sea comprada o a través de un compadrazgo con el diputado, el secretario o el gobernador. El aprender no se incluye en el plan. Todo es un trámite para la supervivencia.
Pero los trámites continúan aún en cuestiones no tan importantes, la moda de las mascotas acarrea una serie de trámites, así pues aquel que le compra por tramite el cachorro al niño, después sigue con el trámite de la vacuna y desparasitación.
No entienden ni que es vacuna ni que es desparasitar, pero saben que el perro debe seguir el trámite de tener una cartilla y que debe tener la primera vacuna ¿?, la segunda vacuna ¿? y la desparasitación.
Consideran parvovirus y desparasitación, quizás por tener sonidos similares en algunas sílabas, como lo mismo.
Así pues se siguen de por vida efectuando trámites en todo, festejan a la Virgen María, con diferentes nombres, varias veces al año sólo por trámite, ya que incluso ignoran en los demás festejos quién fue el santo que festejan.
Igual sucede con los festejos patrios, puro trámite.
La ciudad y los trámites.
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