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Llevamos muchos años ya en México con crímenes horrendos, despiadados, impunes. Tal vez desde antes de la guerra de Calderón existían también, pero antes existía menos difusión al respecto.
Las muertas de Juárez fueron mucho antes y poco se supo como y cuando fueron ejecutadas, sabemos sólo donde se encontraron algunos de los restos.
Mucho antes también existió aquel caso de las poquianchis en Guanajuato. De este crimen Jorge Ibargüengoitia hizo una alegoría sarcástica del hecho en su novela Las Muertas
Quizá, aunque no debe ser, cuando matar es dentro de la trata de blancas la población lo acepte más, porque tal vez se siente alejado como víctima; que cuando los grupos del crimen organizado lo hacen con familias comunes. O posiblemente se sientan más ofendida la sociedad cuando los afectados son familias encumbradas.
Tal vez tenga que ver con cuestiones psicológicas o simplemente es parte del desgaste de los valores de la sociedad. O lo peor somos una especie corrompida.
La desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa llevó el terror a casi todos los habitantes de México; tal vez también a algunos tantos del resto del mundo. Aunque no es la primera desaparición masiva de personas aquí en el país, sí fue la más mediática. Por cierto no se habla mucho de los otros grupos.
Tristemente ahora, con el artero crimen aplicado a la familia DeBaron, aquellos que incluso decían que los 43 se lo merecía se sienten ofendidos, incluso se molestan si alguien habla del pasado de los DeBaron.
La cuestión es que estamos metidos en una relación ríspida de la política donde actúan muchos individuos de los diferente bandos, algunos sobre valorando su triunfo en las elecciones pasadas y otros resentidos de perder la gallina de los huevos de oro, otros más que no se sienten identificados con ningunos de los anteriores.
¿Pero qué sucede?, cuando un individuo especial, uno que tiene la doble nacionalidad, que tiene los recursos políticos y económicos para mirarse influyente, decide, apoyándose en una afrenta del crimen organizado. pedirle a otro gobierno que interfiera en asuntos que sólo competen al gobierno mexicano. No acude a una tribuna internacional; sino que se dirige al representante del país más poderoso del mundo, aquel reconocido por ser el que más invasiones a cometido en el mundo moderno.
Es obvio o al menos a mi me parece obvio tener sospecha de todo el suceso. Que un estadounidense pida justicia a su país suena correcto, en su jurisdicción desde luego. Pero uno que dice ser mexicano y vive en México, ya suena a complot, y vaya la ocurrente palabra, inmediatamente me vino la mente el caso de Texas; ahora sí que mexicanos recuerden el Álamo.
Primero, que conste esto es teoría, EUA buscó que México legalizara la doble nacionalidad, luego logró meter suficientes híbridos dentro del territorio de México. Ahora busca las condiciones para invadir reclamando las vidas y la seguridad de sus ciudadanos, que al final decidieron ser gringos y no mexicanos, tan, tan.
Siguiendo con la conspiración sería bueno comprobar si realmente en el atentado a la familia DeBaron hubo muertos, que conste la corrupción aún no se erradica; sí los hubo, revisar a fondo si realmente son familiares de la familia que los reclama. Tal vez fueron asesinados deliberadamente para ocasionar una eventualidad que justifique ante los EUA su intervención. La historia de EUA en sus intervenciones está repleta de estas eventualidades, no se tientan el corazón para matar mujeres y niños, recuerden Hiroshima.
Pero miremos por un momento otro caso: la detención del hijo del Chapo y su probable entrega al gobierno de los EUA.
El código penal federal dice, en el artículo 123 con respecto a la traición a la patria; y conste, que es uno de los delitos por los que se puede juzgar al presidente: Se considerará en el supuesto previsto en el primer párrafo de esta fracción (traición a la patria), al que prive ilegalmente de su libertad a una persona en el territorio nacional para entregarla a las autoridades de otro país o trasladarla fuera de México con tal propósito.
¿Qué hubiera sucedido con sus antagónicos de AMLO si él lo hubiera entregado a EUA?. Sobretodo aquellos que ahora se ofenden porque se mira en el imaginario popular que los DeBaron fueron traidores, aquí lo que dice el mismo código: Solicite la intervención o el establecimiento de un protectorado de un Estado extranjero o solicite que aquel haga la guerra a México.
Aquí otra parte: Invite a individuos de otro Estado para que hagan armas contra México o invadan el territorio nacional, sea cual fuere el motivo que se tome.
Los mexicanos debemos ser perspicaces, ante las acciones de aquellos que buscan en EUA la solución a nuestros problemas, nuestros problemas son nuestros y cuando se entrelazan con los de otro país existen instancias internacionales para dirimirlos. Tenemos actualmente lo que sucede en Centro y Sur América como ejemplo de como se justifican los golpes de estado cuando el estado no es del gusto del los grandotes incluyendo sus corporaciones. Así pues que ojo de águila, el peligro acecha y viene de fuera, principalmente del norte. Es una garrapata a punto de reventar y puede embarrarnos con todas sus porquerías en la agonía.