Foto Damian. |
Una de las muestras más contundente, de cómo es que a las corporaciones no le interesa la sociedad; salvo para esquilmarla, es la atención a clientes en los bancos.
En el Chilpancingo de los cincuenta existía un solo banco, el Banco Nacional de México, entonces era una edificación de un solo piso con una puerta grande por donde los clientes entraban a una sala que formaba un círculo en cuyo perímetro existían alrededor de seis ventanillas que atendían a los posibles clientes. Entonces Chilpancingo contaba con una población de no más de quince mil habitantes. En ese tiempo aún no se utilizaban sistemas digitales para atender los asuntos bancarios. Ni siquiera había teléfonos en la capital. Todo era a través de personas y algunas maquinas manuales. Ya entonces se tenía que hacer cola para ser atendido. Entonces a los mejores clientes les daban atención personalizada.
Ahora Chilpancingo ha crecido y el número de bancos también. Es probable que en Chilpancingo exista al menos una sucursal de cada banco que opera en México, La población ya rebasa los doscientos mil habitantes. Ahora existen sistemas digitales sofisticados para que los bancos operen. Aquí se puede decir con seguridad que todas las cuentas habientes tienen créditos con los bancos. Las colas de clientes en ellos siguen siendo iguales o mayores que en los años cincuenta. La población sigue sufriendo la mala atención en ellos, al parecer ya no hay clientes privilegiados porque en la ciudad todos son pobres. Los ostentados son de otras partes del mundo o del país, y si esos en algún momento tienen que acudir al banco, los que sufren las vejaciones son sus empleados. Por otra parte, los bancos cada vez son más grandes y ricos.
Conclusión, toda la tecnología e inversión en los bancos se destina a aumentar las utilidades disminuyendo los costos; bajo la ley que ellos mismos sugieren a los gobernantes, para despojar del producto de su trabajo esforzado al resto de la población; sin proporcionales algo mejor que no sean ilusiones, toda una religión.
En el Chilpancingo de los cincuenta existía un solo banco, el Banco Nacional de México, entonces era una edificación de un solo piso con una puerta grande por donde los clientes entraban a una sala que formaba un círculo en cuyo perímetro existían alrededor de seis ventanillas que atendían a los posibles clientes. Entonces Chilpancingo contaba con una población de no más de quince mil habitantes. En ese tiempo aún no se utilizaban sistemas digitales para atender los asuntos bancarios. Ni siquiera había teléfonos en la capital. Todo era a través de personas y algunas maquinas manuales. Ya entonces se tenía que hacer cola para ser atendido. Entonces a los mejores clientes les daban atención personalizada.
Ahora Chilpancingo ha crecido y el número de bancos también. Es probable que en Chilpancingo exista al menos una sucursal de cada banco que opera en México, La población ya rebasa los doscientos mil habitantes. Ahora existen sistemas digitales sofisticados para que los bancos operen. Aquí se puede decir con seguridad que todas las cuentas habientes tienen créditos con los bancos. Las colas de clientes en ellos siguen siendo iguales o mayores que en los años cincuenta. La población sigue sufriendo la mala atención en ellos, al parecer ya no hay clientes privilegiados porque en la ciudad todos son pobres. Los ostentados son de otras partes del mundo o del país, y si esos en algún momento tienen que acudir al banco, los que sufren las vejaciones son sus empleados. Por otra parte, los bancos cada vez son más grandes y ricos.
Conclusión, toda la tecnología e inversión en los bancos se destina a aumentar las utilidades disminuyendo los costos; bajo la ley que ellos mismos sugieren a los gobernantes, para despojar del producto de su trabajo esforzado al resto de la población; sin proporcionales algo mejor que no sean ilusiones, toda una religión.
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