sábado, 23 de noviembre de 2019

Inseguridad y el tejido social.

Foto #edgarpmiller

La inseguridad en México y posiblemente en otros países parecidos al nuestro se debe principalmente a la desintegración social, no es difícil llegar a esta conclusión si uno es miembro activo en la sociedad.

De los años setenta a la fecha en las poblaciones de más de cincuenta mil habitantes, incluso en otras menores, inicio un desgaste social en busca del capital. Ninguna actividad importaba más que aquella que no fuera para posicionarse económicamente como individuo en un escalón superior al que en ese momento estaba su familia, la educación oficial incluso se orientaba de esa manera, estudiar para salir de la “miseria” en que se encontraban los habitantes. Entonces, aunque no era cien por ciento seguro, para nada existían los crímenes horrendos de ahora.

Puse miseria entre comillas, porque tener poco capital, pero sí una vida tranquila y segura con los suficiente para lo básico; resultado del propio esfuerzo, no es ser miserable es simplemente una manera diferente de vivir.

Pero la sociedad optó por lo sugerido; y corrió rumbo al progreso, todos quisieron título universitario, todos los géneros querían ser participes del capital producto del trabajo, se abandonaron las relaciones sociales se desconfiguró la relación familiar y social; ahora a pesar de ser vecinos, amigos y familiares nos convertimos en verdaderos desconocidos entre nosotros mismos. Eso y los intereses económicos a nivel mundial hacen un fértil espacio para el crimen organizado, como nadie confía en alguien porque se desconocen aun siendo “conocido”. Los criminales se mueven entre nosotros seguros de no ser ni descubiertos ni detenidos, impunes del mal que hacen.

La solución tiene que ver más con reactivar a la sociedad como sociedad y no como materia prima del capital, vivir para convivir entre todos, conocernos sobretodo lo más profundo posible; y una vez logrado, ayudarnos mutuamente ante el ataque de quienes sean enemigos de la sociedad. Solo así podremos matar de raíz el crimen. Algunos le llaman reestructurar el tejido social; pero se corrompió tanto esta frase en función de capitalizarla; usándola para: construir obras suntuosas, gastar en fiestas, etc., que ahora usarla suena mal.

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