Ni es el mosquito Aedes el problema del dengue ni serán la solución las nebulizaciones que hacen los irresponsables que las ordenan. Pero sin discusión se hace así, porque es un gran negocio y le da una sensación, a la población poco informada, de que se está actuando para resolver el problema. A la población le molestan más el ruido del mosquito y el piquete que el dengue, de ahí que acepte la acción y, además, busque los recomendados malosos repelentes.
Es un gran negocio, porque los plaguicidas
y repelentes que utilizan son caros, los equipos para nebulizar también, además
el personal que lo hace cobra un salario; o honorarios si es una empresa la
responsable. Esas personas requieren equipo especial para realizar la acción
que igual cuesta bastante. Simular que existe una epidemia del dengue podría
ser la apertura para un gasto mayor en una vacunación masiva; con una vacuna
que no protegerá; como la famosa de Pfizer del COVIT 19.
Atrás del mosquito existe un gran negocio.
Nunca acabarán con él porque es el principal socio. Tal vez digan que ya no hay
dengue o que ya no es problema como con el paludismo, pero después traerán otro
mal culpándolo para seguir quitándole el dinero a la población ya sea
directamente o a través de los gobiernos.
O lo peor, ningún plaguicida es inocuo,
todos causan daños a los humanos, indistintamente del género. Esa es una acción
que tal vez en la mente perversa pueda ser la razón de usarlos, enfermar a la
población con ellos para darle riqueza a las transnacionales de la “salud” que
debería llamárseles de la enfermedad.
A la población es fácil engañarla, porque
es comodina, prefiere que otro haga el trabajo que le corresponde. Aislar al enfermo, tener mosquiteros, usar
pabellones, cubrir los depósitos de agua e informarse del problema son faenas
molestas que pocos quieren hacer.
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