sábado, 26 de diciembre de 2015

Tiempos festivos.

relojdearena_santiagocaruso.jpg
Reloj de arena Santiago Caruso

Se termina el año, y como los anteriores que he dejado, miro a la gente festejarlo con despilfarro; todo el mes es día de fiesta, aquí hasta ya bautizaron esa temporada con el mote de Lupereyes.


Pero como lo mencionan los Rolling Stone en una de sus magníficas canciones: El tiempo no espera a nadie; una verdad irrebatible.


Pero eso no inmuta al inconsciente: eso, sólo es letra de canción y a mí “lo bailado nadie me lo quita”. Sí vamos a morir ¿por qué no vivir festivamente?


Y así también cuando se muere un ser amado se dirá: lo daría todo por estar un momento más con él. Y ahora que estás vivo, no estás con él. Después diremos con dolor: ¡como me haces falta!.


Y a manera que llega el año nuevo algunos cantamos la canción de Cantoral: Reloj no marques las horas. Porque sabemos que estamos más cerca del final que del inicio. Y podríamos cantar de la canción A mi manera de Claude François y Jacques Revaux, la frase : El final se acerca ya..., algunos podríamos, pero la mayoría con sólo oír decir final tiemblan de horror.


Pero ya dice un proverbio viejo: “Nadie escarmienta en cabeza ajena”; y espera a sufrir, lo insufrible, por no tomar en cuenta las experiencias de otros.


Así pues, el tiempo que inició en el momento en que el humano tuvo la necesidad de medirlo, porque sabía que no tenía tiempo de sobra, sino que su vida estaba limitada por su diseño genético y por eso habría que sacarle el máximo provecho. Hubo culturas que se apasionaron por él, como los mayas que lo medían: hacia atrás y hacia delante, buscándole una explicación. Fue en los tiempos modernos donde ya se le dió cariz de dimensión física, al igual que la altura, el ancho y lo profundo, existe el tiempo para las cosas; o sea que estando quietos nos movemos por el tiempo en un solo sentido, un sentido al que nosotros no le encontramos sentido. Pero así es.



Y como dijo Renato Leduc en su soneto El Tiempo:



Sabia virtud de conocer el tiempo;


a tiempo amar y desatarse a tiempo;


como dice el refrán: dar tiempo al tiempo...


que de amor y dolor alivia el tiempo.





Aquél amor a quien amé a destiempo


martirizome tanto y tanto tiempo


que no sentí jamás correr el tiempo,


tan acremente como en ese tiempo.





Amar queriendo como en otro tiempo


-ignoraba yo aún que el tiempo es oro-


cuánto tiempo perdí -ay- cuánto tiempo.





Y hoy que de amores ya no tengo tiempo,


amor de aquellos tiempos, como añoro


la dicha inicua de perder el tiempo...





Y le agrego yo: con sabiduría tendremos que vivir al máximo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario