Me entró lo creído, por lo que quiero presumirles, que así como en la actualidad la
generación de jóvenes está entusiasmada con el Internet, las redes sociales, el
twitter, y todo el mundo de la www, así estuve yo cuando a la edad de ustedes
yo me encontré con la televisión, si lo confieso, fui un adicto al tubo de
rayos catódicos así como ahora lo soy de la pantalla de plasma con teclado.
Recuerdo claramente como aquí
en Chilpancingo la señal aun no se recibía con claridad, en los lugares más
altos se alcanzaba a sintonizar la de México,
ni siquiera existía lo que después se conocería como la red de microondas que
trasmitiría en todo el país las olimpiadas de 1968; y a todo el mundo también
(fue la primera), a través del pájaro madrugador; un satélite famoso, que en
ese tiempo iniciaban a girar con otros, muy pocos, alrededor de la tierra.(los satélites de comunicaciones son estacionarios, giran a la velocidad de la tierra.)
Acudiamos a los lugares
mencionados a ver el box y el futbol, y toda la población solicitaba a sus
gobernantes una repetidora de televisión. Pasaron algunos años y al fin fue
realidad, apenas acostumbrados al cine, la televisión fue impactante, ver cine
en casa sin costo, obviamente no lo era pero así se proyecto en la mente de los
nuevos y entusiastas televidente, el
insipiente cine nacional no terminaba de crecer cuando ya la televisión lo
estaba jubilando.
Todo lo proyectado nos parecía
fantástico, los cómicos, con sus sketches miserables y pésimamente montados,
nos parecían lo máximo, las canciones mediocres de cantantes igual de mediocres
eran lo fenomenal para nosotros, a falta de tener con quien comparar, quizá. Así
pasó el tiempo: de la televisión blanco y negro a la de color; pero los
programas igual de malos: más canales, luego menos, después cable y
posteriormente las parabólicas.
Quizás en algún momento se pensó
que la televisión podría ser mejor viniendo de otra parte; pero no, era lo
mismo pero en diferente idioma y con subtítulos, los flojos para leer prefirieron
quedarse con lo mismo y otros cambiaron por esnobs, pero al final siguió siendo
lo mismo.
Ahora poco veo la tele pero
cuando lo hago me doy cuenta que los canales de México
siguen pasando lo mismo “remasterizado” pero igual en contenido y lo que no es
nacional no cambia mucho, incluso los canales de películas; pasan las peores, y
los de ciencia y cultura se volvieron realitys para aumentar el rating. Se tiene uno que estar todo el
día apretando el control, para encontrar algo aceptable.
Las cosas no han cambiado
mucho, nos mudamos a la red pero seguimos sujetos a la televisión. En las redes
sociales se reciclan los mismos chistes, las mismas imágenes y las mismas
idioteces que antes, ya no son los productores quienes lo programan, ya
contaminaron los cerebros de la población y ellos mismos se encargan de
reciclar las mismas tonterías que antes se veían en la televisión. Se forman
grupos de amigos encapsulados en gustos precarios pero que los mantiene
entretenidos en estupideces. Ellos emiten sus noticias, su sección de social,
su crítica política, sus deportes, hasta su incipiente filosofía de hoja de calendario.
Como antes, se hacía leyendo,
difícilmente un libro bueno, ahora se consiguen con mayor facilidad, también
podemos desligarnos de todas esas banalidades y ejercitar el cerebro en cosas
más profundas, aunque posiblemente igual de estériles, en un mundo que muestra a
una especie llamada hombre, desinteresada por ser mejores y más por seguir
copiando modas. Sin importarles los verdaderos problemas del mundo considerando
que no les incumben.
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