jueves, 4 de octubre de 2012

Regresa el mecanismo de anticitera.



 Hace más de cinco años leí en una revista un artículo sobre un dispositivo con mecanismo de reloj, de bronce, que habían encontrado en 1901 entre los restos de un barco hundido en el 87 a.c.; cuando leí el artículo dudé de que fuera cierto y me dio por buscar más al respecto, mi duda fue despejada por multitud de notas que hablaban de él, argumentando que posiblemente no se encontraran antes otros similares debido a que en esa época el bronce tenía más valor que lo que los artículos hechos de ese material pudieran hacer. No recuerdo si alguien dijo porque no se siguieron haciendo.
Pues bien, entonces había muchas opiniones en cuanto a que era lo que hacía el complicado dispositivo, obviamente ya no funcionaba, tantos miles de años bajo el agua salada del mar hacía que su mecanismo estuviera atascado, además no era Rolex, si consideramos que también estaba semidestruido y repleto de sales minerales que se le adhirieron, es razonable pensar por qué no funcionaba, sin embargo siempre existen voluntades para todo y ahora me encuentro con la grata sorpresa de que unos científicos utilizando tomografía de rayos x lograron duplicar el mecanismo con un lego, ese juego de piezas sueltas que uno puede armar formando maquinarias. Descubriendo que además de un reloj para conocer la hora también era uno para conocer los cambios celestes como los eclipses de luna y sol.
Ahora aquí viene la cuestión mítica, ¿de que si era terrestre o lo trajeron los extraterrestres?, ¿para que lo hizo alguien en ese entonces?, ¿por qué no se siguieron haciendo? Acaso unos salvajes conquistaron esa cultura y no les interesó el aparatito. Ellos querían bronce para sus espadas. ¿Fueron acaso los mayas quienes lo hicieron y se hundió el barco por allá, luego utilizaron piedra porque era difícil conseguir bronce en América que fue donde llegaron después del naufragio?
Bueno si se trata de fantasías podríamos estarnos todo el día aquí escribiendo, el caso es que ahí estuvo el aparato en un momento de la existencia humana y ahora lo sabemos, aunque no nos sirva para nada el ingenioso artículo, ya que lo que hace se puede hacer ahora de otras muy modernas maneras.

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