Me
senté cómodamente en la silla del escritorio, ningún cliente se
atrevió a entrar durante un rato, sabiendo de antemano que no habría
ventas porque iniciaba un partido de futbol, de un torneo
internacional donde participa el equipo al que le llaman selección
nacional mexicana. Prendí la televisión para darme un pericazo de
esta droga mediática.
Ahí
estaba empezando; apenas un minuto de juego; como siempre, los
comentarios lambiscones de los locutores mexicanos para el equipo de
Brasil, sí México contra Brasil, en el campeonato mundial de
confederaciones, un torneo al igual que otros controlados por la
organización fascista (FIFA). Que también controla todo lo que se
haga y diga dentro del futbol profesional.
Decidí
apagar el sonido para poder tener mi propia opinión en cuanto a lo
que sucedía en el juego, sobretodo intentar creer que todavía es un
deporte y tratar de disfrutar la competencia, le digo juego, porque
ya tiene buen tiempo que dejó de ser deporte el futbol profesional,
ahora es un espectáculo donde unos enajenados aceptan que les quiten
su dinero a cambio de un atracción mediocre, pero que les da lo que
necesita el poco cerebro que tienen que no puede aspirar a algo más
complejo. Quienes narran el encuentro se encargan de encender el
espectáculo con un chorizo de comentarios idiotas que no tienen que
ver para nada con un deporte. Esta vez, como en la lucha libre, hasta
sangre hubo, todo un show.
Seguí
pegado a la pantalla de vidrio para verlo completo, un encuentro
donde lo mejor de todo fueron las capacidades histriónicas de las
verdetes de ambos equipos, gestos y mímicas de dolor y muerte por
supuestas faltas que sólo existían en su tierna imaginación. Una
distracción armada con lo necesario para que el público de ambos
países se fueran a un viaje de fantasía lejos de la realidad
cotidiana, olvidándose por un lado los de Brasil de como los grandes
intereses económicos del mundo matan la naturales de su tierra para
obtener ganancias colosales dejándolos posteriormente con un páramo
estéril bajo la cubierta de gobiernos inútiles y traidores; Por el
otro lado con gobiernos clones, los mexicanos dejan por un momento de
sentir la desesperante agonía que impera en este país al ver gente
aniquilada por doquier... un pensamiento de pronto asoma en el
espacio casi vacío del cráneo de quienes se encuentran viendo el
partido incluyéndome. al saber que México pierde el encuentro,
quizá, perder es nuestro destino, además también sirva para
evitar algunas muertes, ya no de mexicanos sino de algunos brasileños
que se hubiesen suicidado o infartado al saberse derrotados otra vez
por los mexicanos, ahora, en suelo brasileño, población que se
mueve al ritmo que le marca el futbol. Alienante juego éste, que
utilizado por quienes gobiernan mantiene sumiso a los pueblos ante el
sometimiento bárbaro que hacen en estos tiempos los poderes globales
que los controlan.
Apago
el televisor, sin nada que haya hecho de mi mejor hombre; sin un
conocimiento más que pudiera haber deseado tener; lo mismo, repetido
ya desde hace mucho tiempo, que ni divierte ni educa; ni siquiera me
causa algún sentimiento placentero para desear seguir viéndolo. La
droga ya no funciona en mí, ahora ni cruzándola con futbol me hace
gozar un instante. Mientras esto sucedía fuera del estadio, golpeaban
a los manifestantes que en lugar de ver fútbol luchan para tener un
mejor futuro, sino para ellos al menos para sus descendientes. Aquí
en México quienes veían el partido por la televisión siguieron
oyendo y oyendo comentarios de los medios para que el bálsamo de sus
mentiras pudieran cubrir la herida lacerante que produjo esa derrota, otros se emborracharon con las bebidas compradas para el festejo de
la futura calificación, muchos no pierden la esperanza para que su
selección llegue al mundial y entonces sí otra vez fracase igual.
Sí,
porque si después de tantas veces no se han dado cuenta que esto no
es de ser mejores en el futbol, sino de ser mediocres como individuos
para ser explotados con las mismas argucias que se utilizan desde la
conquista, tenernos atrasados y convencidos de que somos inferiores y
que tienen que ser quienes vienen de fuera los que nos harán
mejores. Como ahora lo están maquinando con la explotación de los
recursos energéticos.
Si
no se han dado cuenta que quienes manejan el futbol en México son
los mismos que nos pusieron al imbécil que tenemos de presidente, sí
imbécil para que sea nuestro reflejo, si el presidente es un idiota
mucho más lo somos todos que dejamos que las cosas fueran así. Por
eso así lo hacen.
Pero
en fin los dejo, no se pierdan el partido contra Japón.
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