martes, 30 de julio de 2013

Mirada de pájaro al DF.

Este fin de semana cambié mi rutina semanal para realizar la visita ya pospuesta por muchos años, así es que haciendo fuerza de voluntad y meditando al extremo, me aventé el viaje, no tan deseado pero que era conveniente efectuar.
Llenando una mochila con la ropa necesaria par dos días. Salí de la casa, acompañado de mi pareja de siempre, el sábado a las siete treinta en taxi a la terminal de autobuses de Chilpancingo con destino a la capital del país.
Aunque parezca mentira aquí en México el servicio de autobuses es bastante eficiente y  aceptable, se puede incluso recomendar a quienes por razones de paseó llegan a México y buscan en que desplazarse por el territorio.
Pues bien, sin nada que contar abordamos y partimos desde la ciudad de Chilpancingo, cruzamos el temible estado de Guerrero y el también terrorífico estado de Morelos en autobús, transbordando llegamos a la terminal Chilpancingo del metro  en  la gran ciudad, tenía al menos cuatro años que no iba a ese lugar, pues ya estoy de nuevo en él, aquí pasé once años de mi vida, fue donde efectúe mis estudios profesionales y también aquí hice mis primeros trabajos como ingeniero.
Del día en que yo me vine a estudiar a México al día de hoy la ciudad ha sufrido considerables cambios.
En 1969 fue cuando me trasladé a México para estudiar. llegué a vivir a una unidad habitacional que entonces se consideraba ejemplo en el mundo del urbanismo: Tlatelolco, Nonoalco, o unidad López Mateos, de las tres maneras se le conoce, pero Tlatelolco es más utilizado, en este lugar sucedió aquella represión famosa de año 1968. Esta unidad se vendió a través de lo que se llaman bonos de participación inmobiliaria, o sea que pagabas los bonos y tus utilidades era el poder vivir en un departamento, según los bonos que comprabas era la calidad y tamaño de departamento, después se fue cambiando el régimen de propiedad y hasta la fecha es un verdadero caos toda la unidad ya que no está regularizada en su totalidad y existe un abandono en cuanto al mantenimiento, cosa que en un principio no sucedía, jardines y edificios bien cuidados, tres unidades deportivas con gimnasio y alberca, además de auditorios, un cine, estacionamientos suficientes, un cuerpo de policías auxiliares eficiente, un sistema de recolección de basura con su centro de acopio, gas entubado, agua potable suficiente, drenaje dividido en aguas negras y grises; las últimas utilizadas en el riego de los jardines, así era esa unidad. Ahora sufre el abandono que sufren todas las ciudades de la provincia mexicana, fui a visitar el domingo la unidad y no puedo hablar nada bien de ella ya que así la vi, abandonada a pesar de que vive gente en ella.
Cambiando la conversación, recuerdo en los años 80 cuando partí rumbo a Chilpancingo, existía una campaña que en en sus mensajes tenía la siguiente frase, adopta un árbol, la que significaba que no sólo se trataba de sembrar; o sea, reforestar, sino que vivir con él y para él. De las pocas cosas que un gobierno hace y que al parecer resultan, ahora la ciudad de México es una ciudad bastante arbolada. Recuerdo, camellones antes desérticos que ahora son verdaderos vergeles. Aquellos álamos que se sembraron, los recuerdo como palos de escobas con pocas posibilidades de supervivencia, ahora son majestuosos árboles que orgullosamente dan sombra y purifican el aire de la ciudad, incluyendo los sembrados en los prados de las afueras de Tlatelolco, aquellos que los adoptaron cuando recién los sembraron; recuerdo aún, incluso que los iban a regar quienes los adoptaron, además que pendientes de ellos no permitieron que fueran destruidos por el vandalismo de gobernantes incultos, ahora esos ciudadanos deben sentirse orgullosos de verlos tan crecidos y bellos.
Prado actual visto desde Manuel Gonzalez.


En 1980 visto desde un edificio.

México tiene sus milenarios pirules, ahuehuetes, sabinos y sus no tan antiguos álamos, fresnos, ficus, nísperos, eucaliptos; aparte de las palmeras de la avenida xola y  otras que lucen inmensas y bellas. Estuvimos el sábado en coyoacan y es un verdadero privilegio caminar en esos callejones empedrados, que han sobrevivido a la cultura del automóvil, caramba qué lugar tan sencillo y bello que lo hace a uno viajar al pasado glorioso de México.
La ciudad de México ha sufrido conquistas, dictaduras, monarquías, revoluciones, invasiones; pero sus pobladores, algunos descendientes de los fundadores y otros de diferentes partes del mundo que decidieron residir en ella, tienen una férrea identificación con la misma, de ahí que sean ellos quienes cuidan y dan identidad a esta majestuosa metrópoli que transpira cultura.
Con multitud de problemas debido a la sobrepoblación pero que aún así en ella se vive ahora  mejor que en otras de la república con poblaciones menores.
Pues llegamos.  Conociendo la capacidad del transporte público, hicimos uso de él sin arrepentimiento y llegamos a nuestro destino. A partir de ese momento estuvimos a disposición de quien nos invitó a la ciudad.
La ciudad de México; además de muy poblada, es extensa, así es que para ir de una colonia a otra se requieren horas en el trayecto. Tiene dos sistemas principales de transporte colectivo el Metro y el Metrobús, además de que existen taxis. Al menos los días que estuvimos los taxis se paran como en las películas; con sólo levantar la mano.
El tamaño de la ciudad también es un limitante para que los visitantes realicen muchas actividades, así es que fuimos a visitar un museo que se encuentra en la Ciudad Universitaria, Patrimonio Universal, y siempre hermosa e impactante, construida entre los restos de lava de uno de tantos volcanes de México, Volcán Xitle. Con una vegetación propia del lugar que contrasta con la roca negra volcánica.
En el museo se presentó una exposición de la evolución de arte moderno relacionada con el grupo de arte chicano ASCO, unos artistas, que con los recursos limitados hacían arte llamada no-movie, con secuencias parecidas a una tira de impresión de cine mostraban su mensaje. Sí recuerdan las fotonovelas, pues algo así, utilizando como escenario los exteriores de la ciudad de Los Angeles. Hubo otros artistas exponiendo pero me extendería mucho diciéndoles más, así que ahí les dejo.
También fuimos a visitar cafeterías y restaurantes, en la vieja y hermosa colonia Roma, de esos que no son de franquicia, algunos que se publicitan como orgánicos que envasan sus productos. También fuimos a una pastelería en Coyoacán que tiene una pequeña cafetería donde se sirven unos exquisitos pasteles.  
Me enteré que en la ciudad de México, el Mezcal está de moda y que incluso sirven algunos que cuestan pequeñas fortunas. En un restaurante en el que comimos preparan exquisitos cócteles con esta bebida conocida, también elaborada en Guerrero.
Así pues regresamos al pueblo después de dos ajetreados y divertidos días, para continuar siendo protagonistas de este estado que cada día se descuida más en su seguridad, donde los gobernantes apoyan a grupos que sólo vienen a esquilmar a la población, olvidándose de que Guerrero tiene un inmenso potencial artesanal, que se ha ido perdiendo por culpa del descuido y la necia imposición, por gobernantes incultos, de modos distintos a los propios. Se olvidan que los habitantes de este histórico lugar también quieren hacer su vida y lo que piden es tan fácil como dejar hacerlo en un entorno seguro, propio y amable.

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