jueves, 26 de julio de 2012

Olimpiada 2012, antes del fin del mundo.


Ya empezaron los juegos olímpicos, pero no se han inaugurado, ¡no importa! porque la una y otra son parte del mismo negocio y el orden no es importante, lo importante es el éxito en las entradas. Lo que en otros tiempos fue la gloria del deporte ahora es un gran negocio y el aumento de riqueza a los “patrocinadores” del evento, a estos juegos ya no acuden deportistas, ahora son artistas magistrales del deporte; ni se le ocurra siquiera pensar que son amateurs, porque los ofendería; son individuos dedicados en cuerpo y alma a la perfección de la técnica atlética a la que pertenecen, su vida está dedicada a la obtención de la medalla de oro; y punto.
Para lograrlo se preparan con una alimentación calculada y preparada como se hace con los alimentos del ganado, precisa para no excederse en el mínimo de calorías que pueda aumentar su peso pero con suficientes proteínas para darle fuerza y resistencia a sus músculos, nada de drogas. Ni siquiera un analgésico para el dolor de la torcedura o el golpe en los entrenamientos; quizás un masajito,  hielo y agua caliente para pasar el antidoping. Agua sin cloro no sea la de malas que ya esté entre las drogas prohibidas.
Ningún humano normal puede siquiera pensar en ser protagonista de los juegos; que de juegos, solamente tienen el nombre, un gran negocio pero no tanto para los participantes como lo es para quienes están detrás de toda la farsa, pero eso no es de interés para aquellos que llenan las tribunas, estos entes consumistas se vuelven deportistas por el solo momento de presenciar los eventos. Ganar es la meta; competir es para perdedores. Un público como el del cine, ya que frente a la pantalla de plata y a la de fósforo se criaron. Aprendiendo a ser engañados con espectáculos.
“Lo importante no es ganar sino competir”; quedó vacía la frase, escrita en la historia de los Olímpicos modernos. A que idiota se le puede ocurrir algo tan falto de materialismo metálico, dirán los nuevos operadores deportivos.
Por otra parte los fabricantesde trajes de baño para nadadores y clavadistas, zapatos especiales para cada competencia; así como las pelotas, raquetas, balones, garrochas y multitud de vestimenta y accesorios de las competencias, ya preparan sus promociónales para explicar y promover sus productos como los artífices del triunfo de todos los héroes olímpicos. No fue: el esfuerzo, la disciplina, ni el tesón en las competencias lo que les dio el triunfo; fue lo que comieron, vistieron y tiraron o patearon; los promotores del triunfo.
Quienes escuchen los promociónales correrán a comprar todo lo anunciado, para practicar sus deportes. Estos sí de verdad; o sea, aquellos que se hacen por la convivencia, placer y relax; solamente por eso, sin propósito de gloria. Soñando en las hazañas de sus héroes olímpicos, quienes al igual que aquellos portan la camiseta de ensueño que los hace verdaderos deportistas de alto rendimiento.
Mientras yo, corro para ejercitarme con mi playera vieja desgastada y rota y mi short manchado y seguiré disfrutando mis caminatas al cerro y mi cascarita de fútbol de los sábados. Con el único sueño de terminarlas en una tertulia con los cuates.

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